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El Absurdo de ser Católico

SARAMAGO HABLA DE DIOS

UN DRAGON EN EL GARAGE

Un dragón en el garage

Enviado por: "Dante Amerisi" 

Mar, 22 de Jun, 2010 7:41 pm

Carl Sagan, El mundo y sus demonios (La ciencia como una luz en la obscuridad, 1995).

Capítulo 10. Un dragón en el garage.

ewww.bibliotecapleyades.net/archivos_pdf/saganmundodemonios.pdf

«En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca.» Supongamos (sigo el método de terapia de grupo del psicólogo Richard Franklin) que yo le hago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo.

A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad!

—Enséñemelo —me dice usted.

Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está.
—¿Dónde está el dragón? —me pregunta.
—Oh, está aquí —contesto yo moviendo la mano vagamente—. Me olvidé de decir que es un dragón invisible.

Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón.
—Buena idea —replico—, pero este dragón flota en el aire. Entonces propone usar

un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.
—Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor.

Se puede pintar con spray el dragón para hacerlo visible.
—Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría.

Y así sucesivamente. Yo contrarresto cualquier prueba física que usted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿qué significa decir que mi dragón existe? Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspiramos o excitar nuestro sentido de maravilla. Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.

Lo único que ha aprendido usted de mi insistencia en que hay un dragón en mi garaje es que estoy mal de la cabeza. Se preguntará, si no puede aplicarse ninguna prueba física, qué fue lo que me convenció. La posibilidad de que fuera un sueño o alucinación entraría ciertamente en su pensamiento.

Pero entonces ¿por qué hablo tan en serio? A lo mejor necesito ayuda. Como mínimo, puede ser que haya infravalorado la falibilidad humana.

Imaginemos que, a pesar de que ninguna de las pruebas ha tenido éxito, usted desea mostrarse escrupulosamente abierto. En consecuencia, no rechaza de inmediato la idea de que haya un dragón que escupe fuego por la boca en mi garaje. Simplemente, la deja en suspenso.

La prueba actual está francamente en contra pero, si surge algún nuevo dato, está dispuesto a examinarlo para ver si le convence. Seguramente es poco razonable por mi parte ofenderme porque no me cree; o criticarle por ser un pesado poco imaginativo... simplemente porque usted pronunció el veredicto escocés de «no demostrado».

Imaginemos que las cosas hubieran ido de otro modo. El dragón es invisible, de acuerdo, pero aparecen huellas en la harina cuando usted mira.

Su detector de infrarrojos registra algo. La pintura del spray revela una cresta dentada en el aire delante de usted. Por muy escéptico que se pueda ser en cuanto a la existencia de dragones —por no hablar de seres invisibles— ahora debe reconocer que aquí hay algo y que, en principio, es coherente con la idea de un dragón invisible que escupe fuego por la boca.

Ahora otro guión: imaginemos que no se trata sólo de mí. Imaginemos que varias personas que usted conoce, incluyendo algunas que está seguro de que no se conocen entre ellas, le dicen que tienen dragones en sus garajes... pero en todos los casos la prueba es enloquecedoramente elusiva. Todos admitimos que nos perturba ser presas de una convicción tan extraña y tan poco sustentada por una prueba física. Ninguno de nosotros es un lunático. Especulamos sobre lo que significaría que hubiera realmente dragones escondidos en los garajes de todo el mundo y que los humanos acabáramos de enterarnos. Yo preferiría que no fuera verdad, francamente.

Pero quizá todos aquellos mitos europeos y chinos antiguos, sobre dragones no eran solamente mitos...

Es gratificante que ahora se informe de algunas huellas de las medidas del dragón en la harina. Pero nunca aparecen cuando hay un escéptico presente. Se plantea una explicación alternativa: tras un examen atento, parece claro que las huellas podían ser falsificadas. Otro entusiasta del dragón presenta una quemadura en el dedo y la atribuye a una extraña manifestación física del aliento de fuego del dragón. Pero también aquí hay otras posibilidades. Es evidente que hay otras maneras de quemarse los dedos además de recibir el aliento de dragones invisibles.

Estas «pruebas», por muy importantes que las consideren los defensores del dragón, son muy poco convincentes. Una vez más, el único enfoque sensato es rechazar provisionalmente la hipótesis del dragón y permanecer abierto a otros datos físicos futuros, y preguntarse cuál puede ser la causa de que tantas personas aparentemente sanas y sobrias compartan la misma extraña ilusión.

MACIEL NOS TRAICIONÓ

Maciel nos traicionó: consagradas de Regnum Christi

http://www.sectas.org/notas/MarcialMaciel/macielNosTraiciono.asp

 

Lourdes Zorrilla Garza y Martha Rodríguez Díaz, dos mujeres que renunciaron a todo "para entregar su vida a Dios" afirman tener sentimientos encontrados por los actos inmorales de su fundador

 

Notimex 18 de mayo de 2010. Ciudad del Vaticano.- Consagradas de Regnum Christi reconocieron que los actos inmorales de su fundador, Marcial Maciel, provocaron sentimientos de traición y un "verdadero terremoto" en ese movimiento católico vinculado con los Legionarios de Cristo. Sin embargo, ratificaron su compromiso con la Iglesia pese a la crisis por la que atraviesa su que atraviesa su asociación.

 

Lourdes Zorrilla Garza y Marta Rodríguez Díaz, mujeres que renunciaron a todo "para entregar su vida a Dios", como ellas mismas lo explican, hablaron en entrevista con Notimex del actual momento que viven "el Reino" y los Legionarios. "¡No tenía que haber sido así!", atinó a decir Zorrilla cuando se le preguntó sobre el escándalo provocado por Maciel, quien dio vida a una de las obras más prolíficas del catolicismo mientras mantenía una doble vida de abusos a menores y excesos de todo tipo.

 

Al preguntársele si se sienten traicionadas, replicó: "Claro que sí, es muy doloroso. En mi proceso de asimilación y de aceptación hubo momentos de no aceptar, de rabia, de sentirse traicionada, desilusionada y después de liberación". Aunque aclaró que durante su estancia en Regnum Christi nunca vio o recibió algo negativo del fundador (fallecido en 2008 mientras pesaba sobre él una censura del Vaticano), aceptó que su figura ha causado sufrimiento e indicó. "No es lo que nosotros hubiéramos querido", acotó.

 

Directora del Irish Institute, uno de los dos colegios propiedad de los Legionarios de Cristo en Roma, Lourdes Zorrilla es una de las 35 consagradas del "equipo" que reside en una casa ubicada en el mismo predio de la escuela, al norte de la capital italiana.

 

Sobre la crisis de los Legionarios dijo tener "sentimientos encontrados": por un lado una "inyección de mucha fuerza", un "deseo de seguir adelante" pero, por otro, "mucho dolor y sufrimiento" porque "los puntos de referencia cayeron de repente, y eso duele". "Pero mi consagración es a Jesucristo y esa no se mueve, entonces (las dificultades) no tocan ni mi vocación, ni mi misión, ni me pertenencia a esta obra", precisó. "Es una situación más bien afectiva –añadió-, muy dolorosa, pero al mismo tiempo, ahora nos toca a nosotros ayudar a quienes estén un poco más confundidos o débiles, salir adelante y seguir trabajando".

 

El pasado 1 de mayo El Vaticano emitió un comunicado en el que estableció que Marcial Maciel Degollado vivió una existencia "sin escrúpulos" y "alejado de todo sentimiento religioso", luego de haber comprobado sus actos durante una auditoría ordenada por el Papa a los Legionarios de Cristo. Ya en marzo la cúpula de la congregación había reconocido, en un comunicado oficial, los actos inmorales del fundador y había pedido perdón a sus víctimas, a los miembros y a toda la Iglesia.

 

Al respecto Marta Rodríguez, una joven consagrada que trabaja en la pastoral juvenil y en la Universidad Europea de Roma, no dudó en catalogar el momento actual de la Legión como "un terremoto del cual aún sufrimos las réplicas". "Una crisis buena, pero una crisis. Cuando me enteré estuve tres días y tres noches en llanto. Sentí que se me estaba cayendo una casa, sentí que todo se me tambaleaba pero por gracia de Dios al final quedamos más firmes en lo esencial", ponderó.

 

Para ser más explícita usó una analogía: "Siento que he pasado del mundo de Disneylandia al mundo del Evangelio", y explicó que en el primer estado "se vivía fenomenal, era todo súper bonito y perfecto, todo era de color de rosa". "En este tiempo me he ido adentrando en el mundo del Evangelio, que duele, a veces a uno no le gusta, pero que es mucho más verdadero; esta crisis no nos ha gustado, pero es una crisis buena porque a fuerza de golpes nos han crecido la fe y la esperanza", agregó.

 

Rodríguez dijo sentir un "sincero deseo de reparar", que "los hijos" ahora reparen el pecado del fundador, sin juzgar porque los hechos son evidentes y, ante ellos, sólo queda "comprometerse todos a ser santos, como mínimo". Más adelante ambas consagradas explicaron que su vida dentro de Regnum Christi nada tiene que ver con la esclavitud porque ellas se sienten libres de voluntad, de juicio y de acción, aunque ofrecen su voluntad a Dios porque "pertenecen a Él".

 

"No vivo encerrada, ni encadenada, ni subyugada por nadie. Quizá para el mundo esto es difícil de entender, pero al final ofrecer tu libertad a Dios te hace más libre. Esclava subyugada, apachurrada, sin voz ni voto, eso absolutamente no", subrayó Zorrilla. Por su parte Rodríguez expuso que su vida de exigencia espiritual podría ser vista como propia "de unas locas", humanamente hablando, porque se trata de una existencia que rompe con los valores "del mundo aparente": poder, placer inmediato y libertinaje.

 

Aclaró que su labor está reconocida y bendecida por El Vaticano, aunque el derecho eclesiástico aún debe regular los detalles de la figura del "laico consagrado", que no sólo existe en Regnum Christi sino en muchos otros movimientos de la Iglesia. Rechazó también la versión que las presenta como "niñas pobres, manipuladas e ignorantes" porque, precisó, los estatutos del movimiento establecen la formación de vanguardia como parte de la identidad y la vida ordinaria de las consagradas.

 

Para comprobarlo señaló que todas deben estudiar al menos durante cuatro años, primero "educación y desarrollo" en la Universidad Anáhuac de México y después "ciencias religiosas" en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma. Ambas reconocieron que la obra a la que pertenecen se encuentra en el ojo del huracán por las acusaciones de ex consagradas que dejaron el movimiento tras haber pasado malas experiencias, producto de "errores humanos" cometidos en el pasado. A ellas pidieron perdón en nombre de quienes las pudieron ofender, porque insistieron en ser parte de una institución humana donde "hay errores constantemente" y en la cual los directores también se equivocan porque "son falibles, no son Dios".

 

Sobre la auditoría autorizada por el Papa que en los próximos meses revisará a fondo a Regnum Christi, Zorrilla dijo esperar que "haga la verdad". "Si nuestro fundador es el mismo de la Legión y hay cosas que revisar, porque eso pide la Santa Sede, hacer una revisión profunda del sistema y la estructura, entonces que se haga también aquí para que aquellas cosas no acordes con el Evangelio se ajusten, por supuesto que sí", puntualizó.

UN NUEVO FRENTE PARA LA IGLESIA CATOLICA

CARTA ABIERTA DE MUJERES DE CURAS AL PAPA:

Al Papa Benedicto XVI:

Quién escribe es un grupo de mujeres, de todas las partes de Italia, que han vivido o viven todavía ahora la experiencia de una relación con un sacerdote o un religioso. Estamos acostumbradas a vivir en el anonimato esos pocos momentos que el sacerdote logra otorgarnos y vivimos diariamente las dudas, los temores y las inseguridades de nuestros hombres, supliendo sus carencias efectivas y sufriendo las consecuencias de la obligación al celibato.

La nuestra es una voz que ya no puede seguir siendo ignorada, a partir del momento en que escuchamos que se reafirma la sacralidad de lo que no tiene nada de sagrado, de una ley que se conserva sin atender a los derechos fundamentales de las personas. Nos hiere el desprecio con que desde hace siglos y en declaraciones recientes se trata de silenciar el grito de hombres y mujeres que sufren en el sudario ya rasgado del celibato obligatorio.

Intentamos reafirmar –aunque ya gran parte de los cristianos lo sepa– que esta disciplina no tiene no nada a que ver ni con las escrituras en general, ni con los Evangelios en particular, ni con Jesús, que de ello jamás habló.

Todo lo contrario. En cuanto podemos saber, a Él le gustaba rodearse de discípulos, casi todos casados, y de mujeres. Nos diréis que también Jesús vivió soltero y el sacerdote simplemente se configura a Él con su elección. Está bien, una elección. Pero una norma no puede ser nunca una elección, si no es forzando su sentido. Si además se la define como carisma, no puede por tanto a ser impuesta ni exigida, mucho menos por el Señor, que nos ha querido libres, porque el amor es libertad, desde siempre.

¿Es, por lo tanto, razonable pensar que Él pretendiera negar ciertas expresiones de amor y libertad a algunos de sus discípulos?
Son bien sabidas comúnmente las razones que, con el tiempo, impulsaron a la jerarquía eclesiástica a introducir esta disciplina en el mismo sistema jurídico canónico: el interés y la conveniencia económica. Después, a lo largo de los siglos, todo ha sido adobado con una cierta dosis de misoginia y de hostilidad hacia el cuerpo, las pulsiones psicológicas y sus exigencias primarias.

Es por tanto una ley “humana”, en el sentido amplio del término. Y hay que partir de esta evidencia, para preguntarse si, como en todas las leyes humanas, en un cierto momento histórico, no sera necesario volverla a plantear y modificar o incluso, cómo deseamos, a eliminarla del todo.

Para hacer esto, es necesaria mucha humildad, mucho valor, el de desligarse de las lógicas del poder para descender con sinceridad al el mundo de los hombres al que, guste o no, también pertenece el sacerdote.

Citamos a Eugen Drewermann (“Clérigos. Psicodrama de un ideal”, Trotta, 1995),:

“Según la ideología teológica la persona del clérigo individual se parece a a un cubo de agua: es necesario vaciarlo completamente de su contenido para rellenarlo nuevamente hasta el borde pesar de todo lo que a los superiores eclesiásticos parece conveniente. De esta manera se neutraliza toda la esfera de los sentimientos humanos a favor del decisionismo del poder. De todo la gama de posibles relaciones humanas sobrevive sólo un tipo de relación: la que corresponde al orden y la sumisión, el ritual del amo y el sirvo, la abstracción y la reducción de la vida al formalismo de la observancia de determinadas instrucciones”.

No es un asunto de tener más tiempo para dedicarlo a los otros, como expresa la más repetida entre las innumerables frases que utilizan los que afirman que el clérigo no deba y no pueda tener una compañera, sino más bien el rechazo de la idea de que él pueda disfrutar de de una presencia sentimental más íntima y personal, a veces incluso de las mismas amistades.

De hecho, continúa Drewermann,:

“la identificación obligatoria con el papel profesional no le permite vivir a uno mismo como persona y no le queda otra posibilidad que fingir el calor humano, la cercanía emocional, la comprensión pastoral, la empatía, haciendo simulaciones, en vez de para vivir de manera auténtica”.

Según esta visión institucionalizada, el sacerdote se realiza en su ministerio, a través del orden sagrada, solo como soltero y para toda la vida. Pero la decisión presumiblemente libre de un joven muchacho, el entusiasta con la gran propuesta que piensa haber recibido, no presupone que su profunda adhesión al mensaje de Jesús no pueda crecer, madurar, cambiar e incluso se exprese mejor, a un cierto punto, a través de un presbiterado casado. Simplemente es esto lo que sucede, lo que no se está en condiciones de ver ni de valorar plenamente.

Una elección de este tipo no puede ser inmutable, y no se trata ni de una traición ni, mucho menos, de una caída o una infracción, porque el amor no va en contra del amor. Y el sacerdote, como cualquier ser de humano, tiene necesidad de vivir con sus semejantes, de experimentar sentimientos, de amar y de a ser amado y también de confrontarse profundamente con el otro, cosa que difícilmente está dispuesto a hacer por temor de exponerse al peligro.

Tras la cortina del dicho y no-dicho, esto es lo que estamos viviendo. Y ‘como si este sistema eclesiástico, con sus reglas, lograra aprisionar la parte más sana de todos nosotros.

¿Qué sucede, de hecho, si el sacerdote se enamora?

Puede escoger:

1. Sacrificar las propias exigencias y los propios sentimientos, así como los de la mujer, a favor de un “bien más grande” (¿cuál?) 2. Vivir la historia en clandestinidad, con la ayuda y la complicidad de los mismo superiores a veces; es suficiente que no se llegue a saber y que no de dejen vestigios (es decir, hijos) 3. Tirar la sotana, expresión usual que define la elección de alguien que no puede más, es decir, de un traidor. Cada uno de estas opciones les provoca un dolor grande a las personas implicadas, que, vayan las cosas como vayan, tienen mucho que perder.

¿Y cuáles son las opciones de la mujer?

1. Inmolar las propias exigencias y los propios sentimientos a favor de “un bien más grande uno” (en este caso, el bien del sacerdote) 2. Aceptar vivir la historia en secreto, pasando el resto de su vida a la espera de que el sacerdote pueda dedicarle algún pellizco de su tiempo, momentos robados, sacrificando el sueño de una historia junto a un hombre “normal” 3. Soportar el peso de quien obligó al sacerdote “tirar la sotana “, aparte de compartir el peso de su presunto “fracaso”. Un sacerdote que se sale es considerado como “el que no logró llevar adelante la gran renuncia necesaria “, y por lo tanto de algún modo esmarginado. Y esto es una cosa difícil de soportar, para uno que está convencido a ser “un escogido, uno que recibió una llamada especial”, un Alter Christus, que con un gesto solo de las manos consagra, transforma la naturaleza de las cosas … que perdona, que salva!


¿Es posible renunciar a todo esto? ¿Y para qué?

Para una vida normal de la pareja, que suena a asunto banal en comparación con los poderes que el “funcionario de Dios” puede ejercer a través del orden sagrado.

Y, sin embargo, una de las frases más recurrente de los sacerdotes a sus “compañeras”, lo resume en pocas palabras: “te necesito para ser lo que soy“, es decir, un sacerdote.

¡No se asombre, Santidad! Para lograr ser testigos efectivos de la necesidad del amor tienen necesidad de personificarlo y vivirlo plenamente, de la forma que su naturaleza lo exige. ¿Es una naturaleza enferma? ¿Trasgresora?

Si se entiende bien, esta expresión manifiesta la urgencia de ser también parte de un mundo a dos, de poder ejercitar ese derecho natural y fundamental de quien a menudo la iglesia institucional habla en la solemnísimas y latinas encíclicas, reservado claramente únicamente a los laicos, y negado a los clérigos, que llegan a ser tan sobrenaturales, tal separados de los todos los otros, que no logran ni distinguir lo que les rodea.

¿Pero es posible que Usted no logre ver que el sacerdote es un ser dolorosamente solo? Tiene un montón de cosas que hacer, que le llenan el día y le vacían el corazón. A menudo ni se da cuenta de ello, aprisionado como está de las liturgias y de los deberes de su oficio.

Y puede suceder que entre sus conocidos haya una persona un especial que parece, ya desde la primera mirada, hecha expresamente para calentarle el corazón, completando y enriqueciendo también el ministerio.
Y esto es simplemente lo que sucede frecuentemente.
Pero la disciplina eclesiástica le dice “No, tú has sido escogido para algo mucho más grande”. Y se siente culpable, porque és no es capaz de imaginar algo más grande de lo que está experimentando. Pero se fía de la obediencia que ha prometido, penando que representa la voluntad de Dios, su plan para él y para los que son como él.

El heroico célibe vuelve por lo tanto al estrado de una institución que lo pretende así y que incluso ha dispuesto ya una promoción a cambio de la necesaria separación.

¿Y todo esto ruina en el nombre de qué amor?

Lo que hace ocultar, lo que hace renunciar, lo que hace mal, no es el amor del Padre. Citamos finalmente una conclusión de Drewermann:
“El Dios de quien hablaba Jesús quiere precisamente lo que la iglesia católica hoy teme más que nada: una vida humana libre, feliz y madura, que no nace de la angustia, sino de la confianza obediente y que es liberado de las limitaciones de la tiranía de una teología tradicional que prefiere buscar la verdad de Dios en las escrituras sagradas antes que en la santidad de la vida humana”.

Antonella Carisio, Maria Gracia Filippucci, Stefania Salomone… junto a otras … también en nombre de todos quienes sufren a causa de esta ley injusta.


[Tomado de www.ildialogo.org]

CRIMEN SOLLICITATIONIS


http://www.snapnetwork.org/news/vatican/Criminales.pdf

http://www.youtube.com/watch?v=_mMWVbucvb4&feature=related

 

 

LYRICS

Ciervo de Dios

Ciervo de Dios

Ciervo de Dios

 

Tocamientos, sacramentos

felaciones, juramentos

te enseño mi doctrina en forma de erección

Abuso de los niños, perversión y puro vicio

bajo mi sotana puedes encontrar a Dios

 

El confesionario es nuestro "tortuario"

Ay! Padre nuestro líbranos de él

En la sacristía hay mucha pederastia

Ay! Padre nuestro mas líbranos de él

 

CURAS, Violación, vejaciones a un menor

CURAS, ¡Qué más da! si nadie se va a enterar

CURAS, sin precaución tengo plena protección

CURAS, Meditad! ¿Quién me dio la inmunidad?

 

JUDAS, MI NOMBRE ES RATZINGER

JUDAS, SOY BENEDICTO XVI

JUDAS, YO LO FORMALICÉ

JUDAS, JUDAS, CERRANDO BOCAS

 

JUDAS, EN EL NOMBRE DE DIOS

JUDAS, FINANCIAREMOS SU PERDÓN

JUDAS, DÁNDOLE PRIORIDAD

JUDAS, A TAPAR ESCÁNDALOS

 

Miembros de la Curia, párrocos del sufrimiento

Crueles violaciones que al final se lleva el viento

Babosos violadores, carecéis de sentimientos

Los llantos de los niños que el pontífice ha encubierto

 

Oremos mis infantes por detrás y por delante

Todos desnuditos a los ojos del señor

Se encargan mis hermanos, los perros del Vaticano

de maquillar la mierda, que no llegue el mal olor

 

El confesionario es nuestro "tortuario"...

 

CURAS, Violación, vejaciones a un menor...

 

JUDAS, MY NAME IS RATZINGER

JUDAS, SOY BENEDICTO XVI

JUDAS, YO LO FORMALICÉ

JUDAS, JUDAS, CERRANDO BOCAS

 

JUDAS, EN EL NOMBRE DE DIOS

JUDAS, FINANCIAREMOS SU PERDÓN

JUDAS, DANDOLE PRIORIDAD

JUDAS, A TAPAR ESCÁNDALOS

 

Miembros de la Curia, párrocos del sufrimiento...

 

1 y 2, es tu religión,

3 y 4, tu alma ya está a salvo

5 y 6, silencio a lo que veis,

7 y 8, Lágrimas y Gozos

CRIMEN SOLLICITATIONIS

 

CRIATURAS VULNERABLES,

SALID DEL EDÉN DEL SEÑOR!!

 

CRIMEN SOLICITATIONIS

 

1 Y 2, que no te vea Dios,

3 y 4, malditos bastardos

5 y 6, cuidao con lo que hacéis

¡Basta de tiranos! ODIO AL VATICANO

Fuente: musica.com

Letra añadida por xxkuri_nekoxx

 

AQUÍ NO HAY POESÍA

Autor: Pedro Salinas
http://peru21.pe/impresa/noticia/aqui-no-hay-poesia/2010-01-31/266941
 

Decían que no tenía ideas, que solo escupía tonterías, que de él no saldría nada serio. Y, de repente, un ideario, un ideario que contiene esquemas y conceptos que, hasta donde recuerde, no han sido introducidos nunca por candidato alguno en campañas anteriores. Todos ellos, polémicos, controvertidos, contestatarios. Políticamente incorrectos. Los hay de los que arrinconan al sentido común hasta de los que han remecido a los talibanes, quienes ya le han puesto la etiqueta de pecado. Faltaría más. En otra época, a Jaime Bayly, por decir lo que ha propuesto (trato paritario para los credos, despenalización del aborto, legalizar las drogas, matrimonio entre homosexuales, y así), ya se lo habrían cargado los dominicos, los perros de Dios, al local de la Inquisición, ese que está al lado del Congreso, para pasarlo por la garrucha, por el potro, por la toca, para después prenderle como un fósforo. Pero, claro, las hogueras católicas están apagadas –aunque por lo que he escuchado durante la última semana, algunos cristianos aún añoran los viejos tiempos–.

Ahora, no dejan de asombrar los comentaristas y tontos solemnes que van apareciendo, uno detrás de otro, como bailando la conga, y se escandalizan, y se rasgan las vestiduras, y se persignan dos veces cuando oyen mentar la eventual postulación de Bayly, a quien le exigen lo que no le exigen a Castañeda, ni a Keiko, ni a Humala. Ni a nadie. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que, abriéndose la posibilidad de discutir nuevos tópicos en una campaña electoral, hay una cuadrilla de apañadores que prefiere optar por la autocomplacencia y auspiciar el statu quo de toda la vida, que se traduce en mantener a políticos culturalmente planos, afásicos, ágrafos, intrínsecamente corruptos, demagogos, cutres, de uñas enlutadas, que mienten sin parpadear, que jamás han trabajado en su vida, ni tienen intención de hacerlo. Eso es, a mi juicio, lo peor. Lo imperdonable. Lo patético.

En lugar de preocuparse por el tamaño de los clavos que le quieren ensartar a Bayly, en manos y pies, para el ritual de su crucifixión, por qué no van y le preguntan a los otros aspirantes presidenciales qué posición tienen sobre estos temas que ha dejado sobre la mesa el candidato escritor. A ver. Pregúntenles. Quiero verlos. Ya llevamos más de ciento ochenta y cinco años de discriminación religiosa y, desde José de San Martín, pasando por Castilla, Leguía, Odría, hasta Fujimori y Alan García, lo único que hemos tenido ha sido favoritismo y una relación de dependencia entre la Iglesia Católica y el Estado peruano, lo que ha derivado en un escandaloso correlato de favores económicos que los gobiernos de turno, sin excepción, le han dado –y le siguen dando– al catolicismo, en perjuicio de los demás credos religiosos. El Estado peruano le entrega cada año millones de soles a la Iglesia Católica. No migajas. Millones. Millones que salen del erario nacional para pagar sueldos a su jerarquía y financiar edificaciones, adjudicar terrenos y similares, sin mencionar las exoneraciones con las que se les favorece. De cara al siglo veintiuno, ¿no sería lógico aspirar a tener un Estado laico y no confesional? La religión es algo que debe pertenecer a la esfera privada de los ciudadanos y las confesiones religiosas deberían subsistir con sus propios recursos y capacidades, sin apoyo estatal, y el Estado no debería intervenir en la enseñanza espiritual de nadie. Como en Francia. Como en México. El Estado, como dice Bayly, no debe darle dinero a ninguna religión. Ninguna.

Y que no me vengan los orcos de la caverna con que las asignaciones son una forma de compensar a la Iglesia Católica que, en la lucha por la Independencia y en la Guerra del Pacífico, entregó objetos de valor para apoyar económicamente al Perú, que, si esa es la atufada justificación –como le he leído, desde sus púlpitos tronantes, a varios monseñores a los que se les ve el plumero–, hace rato que ya se cobraron hasta los intereses, ¿no? Porque, vamos, ¿ese argumento es lo que les reclama su conciencia o su sueldo?

Ah, y si no lo había dicho antes, el arriba firmante no es musulmán ni mormón, sino un humilde agnóstico católico, si cabe, al cual no le molesta para nada que los católicos practiquen su fe. Pero, eso sí, el Perú debería ser el país que los acoge, no su terreno conquistado.

Jaime Baily y Enrique Ghersi

CARTA CONFIDENCIAL DEL OBISPO DE SODALITE

Direccion de la Carta en Internet:

 

https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=d2aee8a71a&view=att&th=1263ef021dd98972&attid=0.1&disp=inline&realattid=f_g4kj20xo0&zw

 


Carta confidencial del "sujeto" obispo sodálite Schmalhausen (de Ayaviri) a otros obispos y arzobispos, dirigiéndola en este caso al Arzobispo de Arequipa, Del Rio Alba, informando discretamente de la excomunión que impone al sacerdote católico Alejandro Gómez Monroy.


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