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Cyberateos

El Absurdo de ser Católico

MACHISMO Y RELIGIÓN

Este texto es una excelente respuesta que da un miembro del Foro de Cyberateos a una consulta:


Respecto a tu inquietud sobre el machismo en la religión, conviene aclarar que las religiones machistas por excelencia son las tres monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo. Se asocia bastante a la figura de un dios único masculino. También las religiones orientales: hinduismo, budismo y confucionismo son machistas. Pero hubo religiones menos machistas como el paganismo griego o egipcio, aunque lo fueran algo: al menos tenían diosas y sacerdotisas.

El cristianismo primitivo no fue uniforme como algunos pretenden. Hubo profundas diferencias y triunfó la variante de Pablo, un eminente machista. Pretensión principal: el control del obispado. También los presbíteros ("ancianos", actuales sacerdotes) eran varones, aunque hubo diaconisas en el tercer lugar de la escala; luego desaparecieron.

Pero hubo corrientes diferentes al cristianismo dominante que no fueron machistas. Tuvieron sacerdotisas, creencias en la dualidad masculino/femenina de Dios o bien en Dios Madre, etc. Corresponde sobre todo a las corrientes gnósticas cristianas. Al respecto, te recomiendo el libro de Elaine Pagels, "Los evangelios gnósticos", Editorial Crítica, Barcelona, que es una referencia importante en este tema y lo deben estar reeditando.

Estos evangelios y los apócrifos en general (a los que pertenecen) fueron anematizados por el cristianismo triunfal a partir del año 325 (concilio de Nicea), quemados y perseguidos sus poseedores. En 1945 se encontraron unas copias ocultas, afortunadamente. Son versiones diferentes de Jesús, etc. Está claro que el Jesús de los 4 evangelios canónicos no pudo haber existido. Los análisis históricos científicos lo demuestran; pasando por sus contradicciones (de las que David anexó una lista), el análisis filológico, la investigación del contexto histórico, etc.

Existen opiniones diversas, pero por ahora la más aceptada es que existió un predicador, que luego fue deificado, y a partir de sus dichos se construyeron los evangelios con multitud de añadidos, además con intenciones políticas diversas.

En fin de cuentas, el cristianismo triunfante vino a ser el sistema religioso más machista de todos, porque añadió a la marginación de la mujer la represión sexual. El cristianismo tiene el triste honor de ser la religión más machista, más represora de la sexualidad, más represora del librepensamiento, más intolerante con otras religiones y más criminal (tal vez se compara con el budismo tibetano de los lamas, los demonios y los infiernos; cuidado con ese y su dalai-lama).

Muchas luchas de los pueblos, apoyados en insignes pensadores, han debilitado el cristianismo y vino adaptándose y aceptando cosas pero sólo cuando no tiene más remedio. Se resisten lo que más pueden, y en eso la iglesia papal-romana es campeona.

Es bueno que sepas, aunque para nada te estoy recomendando que te adscribas, que otras denominaciones cristianas están de regreso de tanto machismo. Los anglicanos que en EEUU se llaman episcopales se han liberalizado, ya aceptan sacerdotas (¡no quieren que las llamen sacerdotisas para diferenciarse del paganismo!) y son tolerantes de las homosexualidades LGBT. Incluso ya existen mujeres obispas y a finales del año pasado en California nombraron una obispa lesbiana (que connotadamente convive con su pareja desde hace 20 años). Pero de creencias, liturgia y jerarquía siguen casi igual.

Como ves, se van adaptando, algún día lo intentarán los papales, pero espero que entonces ocurra un cisma que los debilite hacia su extinción.

En mi opinión, esas luchas de las mujeres y los colectivos LGBT para que los admitan en las iglesias, fortalecen a éstas de alguna manera. De su parte también es una política de supervivencia e integración de los movimientos sociales, una de las estrategias típicas del poder.

Estoy de acuerdo más bien con las políticas de diferenciació n de los factores de poder y su cuestionamiento radical por parte de los movimientos sociales, incluido el movimiento feminista, el cual puede extender la crítica al patriarcado hacia la crítica al poder explotador.

Espero tus comentarios,
Saludos cordiales, Julio J.

UN PASTOR ENVIDIOSO Y DEL OPUS EN LA IGLESIA PERUANA

Suplemento Domingo La Republica 22Nov09

Código Cipriani

Eduardo Arens Kückelkorn, sacerdote peruano, marianista, reconocido en el país y en el extranjero como uno de los mayores estudiosos de la Biblia, está prohibido de enseñar Teología,  es decir, no puede adoctrinar sobre las Santas Escrituras dentro de la Diócesis de Lima. La prohibición data de agosto último, es por tiempo indefinido y sin causa conocida. Fue ordenada, cuándo no, por el Obispo de Lima y Cardenal del Perú Juan Luis Cipriani Thorne. La arbitrariedad no termina allí.

Por Edmundo Cruz

El lunes 9, la Pontificia Universidad Católica del Perú inició la versión anual de su evento académico Aula Magna dedicado a debatir el tema: la Doctrina Social de la Iglesia y el Desarrollo Humano Integral”. Cita auspiciosa. De Venezuela vino el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, jesuita Luis Ugalde, entre otros expertos. Pese a la discreción de los organizadores, no pasó inadvertida para los 350 participantes la ausencia de un invitado, el biblista peruano Eduardo Arens, quien, según trascendió, había preparado una reflexión especial: “La universidad frente a la sociedad”. Sobre tal inasistencia se sabe que esta no fue voluntaria sino impuesta: una comunicación del Obispo de Lima y Cardenal del Perú, Juan Luis Cipriani, había ordenado a Arens no concurrir.

Eduardo Arens ha acatado la orden y prefiere el silencio, pero ese no es el caso de  uno de sus alumnos y hermanos religiosos radicado en Chimbote: Hugo Cáceres Guinet, quien a pecho abierto lanzó al fin de la semana pasada, por la vía virtual, una “Carta de apoyo al padre Eduardo Arens, S.M. y de rechazo a la actitud intolerante del Cardenal de Lima”.

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Emigración forzada

Según Hugo Cáceres, no es solo Arens, sino una “multitud de sacerdotes y religiosos que se han visto obligados a emigrar de la Arquidiócesis de Lima porque (el Cardenal) los ha despojado de casas de retiro y parroquias”. “Todo esto –agrega el autor de la carta– no sería más que fruto de un exceso de celo… si es que además Cipriani no hubiera sido permanente obstáculo de las investigaciones al régimen dictatorial y corrupto de Fujimori, decidido enemigo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y obcecado enemigo de la defensa de los derechos humanos”.

Los términos no son nada diplomáticos y hasta pueden parecer exagerados, pero mejor que los hechos hablen.

Censura teológica

Cáceres confirma lo que “El blog de X. Pikaza”, un sitio vasco de actualidad eclesial y teológica, denunció el 24 de agosto pasado y que Arens también calló serenamente. Pikaza reveló la existencia de una comunicación que el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII, en donde Arens dictaba cátedra, había recibido de Monseñor Juan Luis Cipriani, indicándole que “mientras sea obispo de Lima” el marianista profesor de Biblia no podía ejercer la “missio canonica” que es como se llama a la docencia en Teología. Similar prohibición sin plazo definido se hizo extensiva al profesor Luis Asenjo y a un tercer docente religioso.

El 2000 fue expulsado

La animadversión no es reciente. La denuncia de Xavier Pikaza, ex sacerdote vasco y autor del blog, trae a la memoria un antecedente de 9 años atrás. En el 2000, Juan Luis Cipriani expulsó –así como se lee– a Eduardo Arens de la Diócesis de Lima. El marianista no podía dictar misa dentro de la jurisdicción religiosa capitalina. Trascendieron móviles fútiles: que Arens “no le echaba agua al vino, que no mencionaba el nombre del Obispo en misa, y que su estilo de celebración era muy popular”. La marginación fue real. Su congregación tuvo que destacar a Arens al Callao por un tiempo, en tanto gestiones directas y exitosas de los marianistas ante el Vaticano dejaron sin efecto el exabrupto. Eduardo Arens pudo volver a la parroquia de Santa María Reina, en el Óvalo de Miraflores, donde el biblista celebra misa todos los domingos, a las 10.30 horas de la mañana y a las 6.30 de la tarde ante una nutrida feligresía.

Predicador de la realidad

A la hora de explicar el Evangelio, Arens cultiva un estilo muy directo, realista y didáctico ante un público formado por una vecindad en la que no faltan personalidades del mundo social, económico y político. Fernando Belaunde Terry fue en vida un puntual concurrente a los sermones del marianista, lo mismo que Henry Pease actualmente y periodistas como Rosa María Palacios.

No parecen ser estos los únicos celos a los que Hugo Cáceres se refiere en su carta de apoyo a Arens. Las competencias pueden ir por el lado de los centros de formación de los futuros sacerdotes. La Arquidiócesis dirigida por Monseñor Luis Cipriani, esto es por el Opus Dei, cuenta con la Facultad de Teología del Seminario de Santo Toribio que hace dos años tenía 700 alumnos y ahora sólo suma 200. En tanto que el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII, bajo dirección marianista y en el que Eduardo Arens enseñaba Teología, duplica fácilmente ese número.

El mal ejemplo

Juan Luis Cipriani actúa con prepotencia. Ha fragmentado el clero en tendencias y no busca armonizar sino que, por el contrario, azuza la confrontación y sataniza a sus adversarios. Reflejo de esta postura es lo ocurrido en Arequipa, donde una gestión igualmente autoritaria ha provocado que un sacerdote joven, Alfredo Ungaro Curasi, enjuicie por difamación (sin que le falten razones) al arzobispo de la Ciudad Blanca Javier del Río Alba. Este no ha tenido mejor idea que responder con un aviso pagado con la firma (¿forzada?)de obispos y sacerdotes. A mitad de semana llamamos a la oficina de prensa de la Arquidiócesis de Lima y les expusimos con claridad el tema. Pidieron teléfono y e-mail para responder pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Todo parece indicar que después de la publicación de esta nota Cipriani ensayará nuevas represalias. Estaremos atentos.

LA CLAVE

OBISPOS DEL PERÚ:
50, distribuidos en 45 diócesis. Priman los Opus Dei, Sodalicios y Neocatecúmenos (10) nombrados por el Nuncio Apostólico saliente Rino Passigato (9 años en Perú). Solo hay dos obispos jesuitas. Cipriani ha perdido las últimas cuatro elecciones para presidente de la Conferencia Episcopal.

Perfil

• Nombre: Eduardo Arens Kückelkorn
• Nacimiento: Nació en Dresden, Alemania, el 18 de enero de 1943. A los tres años fue traído a Perú.
• Estudios: Colegio Champagnat. Noviciado en Galesville, EEUU (1963). Se ordenó de sacerdote en Lima, 1973. Estudios de Biblia en Suiza e Israel.
• Tarea pastoral: Parroquia Santa María Reina, donde ha formado una escuela bíblica. Trabajo social en los conos.

Biblista fecundo

• En 1982. Eduardo Arens inició la publicación de sus estudios sobre Biblia. En los años de la violencia interpretó el fenómeno a la luz de la Sagrada Escritura.
• 1982. Los evangelios ayer y hoy. Una introducción hermenéutica. Lima, 161 pp.
• 1983. La Biblia sin mitos. Lima, CPC, 182 pp.
• 1985. La violencia y el Evangelio. Lima 74 pp.
• 1986. Apocalipsis, ¿revelación del fin del mundo? Lima, 162 pp.
• 1988. La violencia y el Evangelio. ¿Cuál fue la actitud de Jesús ante la violencia? Santiago, Paulinas, 268 pp.
• 1993. ¿Resucitó? Una mirada crítica al fundamentalismo del cristianismo. Santiago, San Pablo, 158 pp.
• 1995. Asia Menor en tiempos de Pablo, Lucas y Juan - Aspectos sociales y económicos para la comprensión del Nuevo Testamento. Córdoba. El Almendro, 234 pp.
• 1995. ¿Conoces la Biblia? Respuestas al fundamentalismo biblicista. Lima, 314 pp.
• 1995. Cuestionamientos desde la Biblia. Lima, 42 pp.
• 1995. Respuestas sobre la Biblia. Lima, San Pablo, 98 pp.
• 1996. Serán mis testigos. Historia, actores y trama de hechos de los Apóstoles. Lima, 374 pp.
• 1998. Biblia y fin del mundo. Lima, Paulinas, 159 pp.
• 2005. El humor de Jesús y la alegría de los discípulos. PPC Editorial.
• 2009. Han sido llamados a la libertad. Lima, CEP, IBC, Paulinas.

LA ÚLTIMA CRUZADA

Enviado por Estado Laico

Autor: Pedro Salinas
http://peru21.pe/impresa/noticia/ultima-cruzada/2009-11-15/261058
 
Vuelvo al tema de la despenalización del aborto porque veo que los sectores eclesiásticos están más erizados que un puercoespín estresado, y se han obsesionado con el asunto como si se tratara de la última cruzada. No solo en el Perú, ojo, sino en todas partes. Acá, ya hemos visto, a los defensores de la legalización se les ha llamado terroristas, Herodes, asesinos, machistas, ogros, íncubos; y monseñor Cipriani, en un gesto que no pudo ser más dramático, se ha ofrecido a hacer de nana, de Mary Poppins sin paraguas. “No aborten, dénmelos a mí”, ha dicho compungido. En Colombia, donde desde hace tres años se ha despenalizado la interrupción voluntaria del embarazo en los casos de violación, malformación del feto y cuando la salud de la madre está en riesgo, la Iglesia Católica ha anunciado que va a desacatar la ley que promueve la difusión de los derechos sexuales y reproductivos en los colegios. “Los educadores católicos no vamos a enseñar eso”, ha sentenciado el portavoz de la Conferencia Episcopal colombiana. Y situaciones similares se han suscitado en Brasil, República Dominicana y Nicaragua. En Uruguay, la jerarquía católica ha llegado a afirmar que las mujeres carecen de la condición fundamental del libre albedrío como para poder decidir sobre su cuerpo.

El más reciente arrebato acaba de ocurrir en España, donde el secretario general de la Conferencia Episcopal española ha amenazado con excomuniones, acusaciones de herejía y apostasía, a aquellos políticos que osen justificar la legalización del aborto. De esta manera, la Iglesia Católica se ha pintado la cara de azul, en plan William Wallace, y se ha declarado en guerra abierta contra el aborto, reaccionando furibundamente, blandiendo el Código de Derecho Canónico, sin admitir discusiones, persiguiendo con saña a quienes se aventuren a contradecirla, y, eso sí, sin pretender siquiera abordar el tema de fondo, que es uno de salud pública y está propiciando la muerte de miles de mujeres, víctimas de infecciones provocadas por abortos clandestinos, realizados en ambientes infectos sin mínimas condiciones sanitarias.

Es que la iglesia, si no se han enterado, se cree con atribuciones para entrometerse en la vida personal de los ciudadanos y para entorpecer e impedir los derechos sexuales de las mujeres. Más todavía. Pretende simplificar el asunto entre los que están a favor o en contra de la vida, como si los que proponen la despenalización fuesen promotores del aborto o partidarios de la muerte, tergiversando la verdad, sugiriendo falsas dicotomías, porque, que yo sepa, nadie está fomentando el aborto. ¿Acaso no se dan cuenta de que con esa mentalidad prejuiciosa, de connotaciones dogmáticas y autocráticas, empeñada en ordenarnos y arreglarnos la vida, como si fuésemos borregos y ellos los dueños de la moral, son tan nocivos como el fundamentalismo islámico?

Vamos, señores ensotanados, tranquilícense un poco, tomen un poco de vino, y déjense de intimidaciones, que ese es el lenguaje de la Inquisición, y, claro, miren la realidad sin ideas preconcebidas y cierta dosis de responsabilidad.

Lo curioso es que, en paralelo a esta chilla de fetólogos y embrionólogos con crucifijo en el pecho, casi ha pasado desapercibido el escándalo de Boston, donde diversas diócesis católicas se han acogido ya al Capítulo 11 de la Ley Federal de la Bancarrota para evitar pagar más indemnizaciones a los cientos de niños que fueron abusados y violados por sacerdotes católicos durante los últimos años.

Si uno fuese malpensado, podría inferirse que todo este bullicio antiabortista no es sino una cortina de humo, una maniobra desesperada para distraer la atención y atenuar el desmesurado baldón de los curas pedófilos, que afecta y estigmatiza a la institución católica y la persigue como una sombra, porque ahí sí, al revés del aborto, no hubo gañidos ni estridencias, sino afasia, discreción, secreto. Mutismo sepulcral. Peor todavía. La Iglesia Católica encubrió a sus sacerdotes pervertidos, les cambió de parroquias en lugar de expulsarlos de sus filas, apeló a sus contactos para eludir el ruido mediático, y les pagó a las víctimas para sortear las denuncias.

Pero no. No, señor. No seremos malpensados. Asumiremos que se trata, digamos, de una infeliz y extraña coincidencia. Ah, y por favor apaguen los Zippos, que en estos tiempos ya no hay hogueras. Digo.
 

 

CURAS PERUANOS V/S CARDENAL DE LIMA

ESTA ES UNA CARTA PARA QUE LA IGLESIA ENTERA SEPA DEL TIPO DE CARDENAL QUE TIENEN LOS PERUANOS

Carta de apoyo al padre Eduardo Arens, S.M. y de rechazo a la actitud intolerante del cardenal de Lima Juan Luis Cipriano

 

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La hostilidad que provoca en Mons. Juan Luis Cipriani cualquier situación que escapa de su control o que desafía su limitada comprensión de la realidad peruana y eclesial, es suficientemente conocida como para recurrir a ella y argumentar en favor de mi profesor, amigo y colega Eduardo Arens.

 

Además de sus conocidas rabietas, rociadas de lenguaje grosero que ponen en situación embarazosa a la Iglesia peruana y a sus propios cofrades del Opus Dei, son también ampliamente reconocidas las ambiciones de poder que conducen a Cipriani a actuar de modo arbitrario, arrogante y caprichoso, como lo prueban multitud de sacerdotes y religiosos que se han visto obligados a emigrar de la Arquidiócesis de Lima, porque los ha despojado de casas de retiro y parroquias.

 

Está de más recordar que la ambición máxima del purpurado es asumir el control absoluto de la Universidad Católica, deseo que se ha visto frustrado por la acción eficaz de nuestra primera casa de estudios. Pero todo esto no sería más que fruto de un dudoso exceso de celo, comprensible en un arzobispo de escasos recursos teológicos y torpeza pastoral si es que además Cipriani no hubiera sido un permanente obstáculo de las investigaciones al régimen dictatorial y corrupto de Fujimori, un decidido enemigo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y un obcecado enemigo de la defensa de los derechos humanos .

 

Destruye lo que no comprendes, parece ser el lema pastoral del cardenal Juan Luis. Sus berrinches acompañados de improperios, que son bastante conocidos y divulgados sotto voce por los temerosos clérigos que lo rodean, se han dirigido de modo sistemático contra cualquier teología que exija un mínimo de esfuerzo intelectual. Un razonamiento complejo que requiera comprender dos proposiciones antes de arribar a una conclusión parece que desafía la simple fe del pastor y pone en figurillas a sus asesores teológicos. Cipriani se ha convertido en la Iglesia peruana en un alma gemela del general Artola de los años de la dictadura militar; prueba de esto es que en los corredores del palacio arzobispal y la Facultad de Teología circulan varios chistes sobre el escaso cacumen del mitrado.

 

Por otro lado esto no tuviera nada de objetable si sólo se tratara de desinformación teológica o una simple deficiencia de formación, después de todo el razonamiento teológico es deseable pero no es causa eficiente para lograr la santidad ni para el ejercicio de pastor. Sin embargo, incapacidad teológica y ausencia de humildad, sí son una combinación fatal, deplorable en los llamados príncipes de la Iglesia.

 

Ya que la situación actual de la exégesis católica exige comprensión de la complejidad de la Sagrada Escritura, espíritu orante para estar en sintonía con la Palabra y una vasta información respecto de los documentos que emanan de la Pontificia Comisión Bíblica, requisitos que no están al alcance de monseñor Cipriani, no es de extrañar que sus temores y ansiedades se hayan dirigido desde hace más de una década al primer biblista del Perú, el padre Eduardo Arens, sacerdote religioso marianista, doctor en teología bíblica en la Universidad de Friburgo y destacado miembro de diversas asociaciones internacionales de biblistas.

 

El recorrido intelectual y la integridad moral del padre Eduardo son tan reconocidas en el mundo eclesial peruano y más allá de nuestras fronteras, entre los religiosos y laicos estudiosos de la Biblia como la dureza de mente y corazón del cardenal de Lima. Eduardo Arens ha influido positivamente en la formación teológica de numerosas generaciones de religiosos y sacerdotes que hoy día ejercemos la docencia y diversidad de ministerios en la Iglesia peruana, que ha encendido los celos cardenalicios al punto de despojar a Eduardo de la missio canonica, es decir del permiso para enseñar.

 

Una comunicación de agosto del presente año al Instituto Teológico Juan XXIII de Lima, donde Eduardo Arens es profesor principal de Biblia, ha sido el manotazo que Cipriani ha lanzado al religioso marianista, afirmando que no le concederá el permiso de enseñar de forma tajante y definitiva. Esta orden cuidadosamente protegida por las discretas autoridades de esa institución, no podía mantenerse más tiempo en secreto porque el Instituto Teológico Juan XXIII es una institución dependiente de los superiores religiosos que envían a estudiar a sus jóvenes a tal centro teológico y por medio de estos provinciales conozco no sólo la inminente prohibición de enseñar a Eduardo sino además a otros dos expertos profesores.

 

La campaña de Cipriani contra Eduardo no tiene sólo carácter doctrinal. ¡Qué saludable sería para el mundo teológico limeño un diálogo de un arzobispo preocupado por la ortodoxia y de un biblista que desgrana las riquezas de la Palabra de Dios, esto llenaría los balcones de la Plaza Mayor de Lima! Pero es imposible de esperar esta actitud dialogal en Cipriani cuya única herramienta pastoral es la amenaza y que jamás se atrevería ni siquiera a poner por escrito las razones teológicas por las que se opone con tanta saña a un teólogo.

 

En el fondo la enemistad del cardenal con Eduardo hunde sus raíces en la ambición. Se debe a que, como sacerdote marianista, Arens predica en la parroquia de Santa María Reina, cuya audiencia incluye a un poderoso sector económico y político de la ciudad y a muchas otras personas que, aunque ya no viven entre San Isidro y Miraflores, acuden a la misa de Eduardo desde otros barrios igualmente ricos, porque prefieren el estilo directo, franco y agudo de Eduardo que dista mucho de los aburridos sermones de corte moralista y reprochador, que cada vez son más frecuentes en Lima, incluidos los del señor cardenal.

 

La predicación de Eduardo es sobre todo humana y recurre al Evangelio para iluminar la vida común de los fieles y animarlos a practicar la fe más allá de los reclinatorios de la iglesia ¿Qué podría incomodar más a Juan Luis que el padre Arens tenga como auditorio a la clase social que más apetecen controlar el Opus Dei y otros grupos afines por medio de su jerarca? ¿Enrojecerán las mejillas del cardenal, como su vistoso traje, cuando escucha los sermones que hace grabar por sus espías en Santa María Reina, al comprobar la integridad de Eduardo quien se dirige a los poderosos de la ciudad después de ejercer una labor ministerial en los pueblos jóvenes de Lima?

 

Algunos allegados me han comentado que el retiro de la missio canonica a Eduardo Arens fue un viejo anhelo del cardenal quien ha afirmado que no le permitirá enseñar “mientras sea arzobispo de Lima”.

 

Es obvio que Juan Luis no conoce lo que es la conversión, porque si actuara pastoralmente dejaría por lo menos la oportunidad de una futura corrección y reconciliación. Pero es obvio que aquí se trata de iras no santas.

 

He comentado con muchos amigos y amigas que tienen autoridad en la Iglesia peruana de la triste situación que los jóvenes religiosos y seminaristas van a experimentar el próximo año si se le cierran las puertas de las aulas a nuestro más ilustre biblista.

 

Eduardo ama la enseñanza pero sobre todo detesta la mediocridad y nunca va a dejar de ser una presencia incómoda para todos los que se contentan con verdades de conveniencia y prefieren no enojar a los jerarcas de turno.

 

Mis amigos y colegas han demostrado simpatía por Eduardo y vergüenza por las herramientas a las que recurre la máxima autoridad de la arquidiócesis de Lima. Pero también ellos me han explicado que si se oponen a un anhelo del cardenal quien ha afirmado que no le permitirá enseñar “mientras sea arzobispo de Lima”.

 

Los jóvenes religiosos y seminaristas que se oponen públicamente a las medidas autoritarias del cardenal, se exponen a sufrir las mismas consecuencias y poner en peligro su permanencia en el territorio de la arquidiócesis de Lima lo que pondría también en vilo las numerosas obras sociales, en particular la educación, salud y alimentación de los más pobres. ¡Qué lástima que el temor sea el único sentimiento que provoca un pastor sobre su grey!

 

Si Cipriani estuviese convencido que Eduardo está equivocado teológicamente se preocuparía por ayudarlo a corregir sus errores, pero esta jamás ha sido su actitud, a pesar de que Eduardo solicitó por diversos canales la posibilidad del diálogo.

 

Más bien ha planificado destruir a la persona y no combatir con razones la incómoda predicación en el templo o en las aulas. Así se ha hecho merecedor del reproche del profeta Ezequiel a los pastores perversos: “No fortalecen a las ovejas débiles, no curan a las que están enfermas, no vendan a las que están heridas, no traen a las descarriadas, ni buscan a las perdidas, sino que las dominan con dureza y crueldad” (Ez 34,4).

 

Ya no vivo en Lima, si no pegaría con cinta adhesiva esta carta en la puerta de la catedral. Para mí, como religioso peruano, una prohibición a otro religioso sin mediaciones dialogales no es sólo un insulto a la inteligencia, también es un acto contrario a la dignidad de la vida religiosa.

 

Convoco a la multitud de exalumnos de Eduardo, muchos de ellos en posición de importancia en la Iglesia peruana, que expresemos de todos los modos posibles nuestro rechazo a las actitudes intransigentes e infantiles de quien anhela con tantas ganas llegar a ser el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, cargo que sus hermanos obispos han visto imprudente dejar en manos de tan irascible prelado.

 

Cipriani suele esgrimir el argumento que si se le critica a él, se critica a la Iglesia. No. Esta carta no es de crítica a la Iglesia, es de crítica a un pastor con nombre propio y sólo está en esa posición por un fatal error.

 

Hugo Cáceres Guinet, cfc

 

 

Movimiento Teologìas de la Liberaciòn-Chile

Correo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com

¿POR QUÉ NO DEBEMOS CREER EN NINGÚN DIOS?

¿POR QUÉ NO DEBEMOS CREER EN NINGÚN DIOS?

Enviado por: "eliyahu_navi" (cybertaeos) Resumen nº 4997

Sáb, 14 de Nov, 2009 8:02 pm

Por Rabbí Josafat Shaubeck,

No podemos creer en el Dios de la Biblia, Yahwéh, porque ese Dios manifiesta una conducta demasiado perversa en el antiguo testamento.

Desde los tiempos de Abraham hasta el profeta Malaquías podemos ver a un Dios colérico, vengativo, celoso, y ansioso por derramar sangre; en las batallas incitadas por el mismo se derramaba sangre humana, y en los rituales que el mismo habría instituido se derramaba sangre de animales inocentes.

Por el contrario, en el nuevo testamento podemos observar a un Yahwéh que en la mayoría de los casos de comporta como un ser misericordioso, perdonador, comprensivo y humanista, y hasta llega a decir a traves del apostol Pablo que prefiere los sacrificios espirituales antes que los de animales. Sin embargo, el Dios inventado por Abraham no fué del todo bueno en el nuevo testamento, porque en el libro de Hechos capítulo 5 se describe como le dió poder al Apostol Pedro para hacer morir a un matrimonio que había donado menos de lo que habían prometido, la pena de muerte es un castigo absolutamente desproporcionado en este caso, porque la codicia es parte de la naturaleza humana con la que el mismo dios nos habría creado, entonces, en lugar de asesinar a Ananías y Safira, debería haberse asesinado el mismo.

Hasta aquí podemos deducir que el Dios inventado por Moisés es bipolar, ezquizofrénico, o simplemente se arrepintió de su conducta errada del antiguo testamento y cambió para bien en el nuevo testamento, la otra opción es que el nuevo testamento fue escrito por griegos con la intención de continuar con la adoración hacia Zeus, Athena, Hermes y otras deidades, pero enmascarados bajo el nombre de Dios, Maria, Jesus, y todo eso.

En consecuencia, creo que no es bueno seguir, admirar, ni adorar al Dios judío, por ser tan demasiado contraproducente, por haber violado consecutivamente los derechos humanos del pueblo de Israel y de otros pueblos inocentes (Deuteronomio 7), por haber ordenado la matanza indiscriminada de millones de animales indefensos en los estupidos sacrificios ceremoniales que habría decretado como método de compensación para perdonar los castigos por las conductas que según él, mejor dicho, que según Moisés eran inadecuadas. Seguramente después de los sagrados sacrificios, Moisés andaba por ahí empachado de tanto comer carne... con sus hermanos los levitas, ja, ja, ja, era vivo el wn ese!! XD

En cuanto al Dios musulman tampoco me llama la atención, mucho menos sabiendo que aún se tortura y se asesina gente a pedradas en medio oriente, por causas que según los principios naturales son perfectamente comprensibles, aunque no aceptables del todo. Por ejemplo: el adulterio es una falta a la ética, y podría sancionarse con el divorcio o nulidad de un matrimonio, pero enterrar a una mujer hasta la cintura para luego matarla a pedradas, es un castigo irracional y desproporcionado, sin embargo, en los tiempos de Moisés, según la Biblia, los judíos acostumbraban a realizar esa misma practica sanguinaria, porque así lo ordenaba el amoroso dios Yahwéh (Deuteronomio 22:21; Números 15:35).

La naturaleza del ser humano es mentir, odiar y sentir envidia, entonces, no es posible que un ser humano sea castigado tan brutalmente por comportarse según su naturaleza. Por ejemplo: Si yo creo a un robot mentiroso, no es lógico que después lo mande a fundir porque dijo una mentira.

Y respecto a la creación del ser humano, la biblia presenta inexactitudes evidentes, porque de acuerdo a la cronología bíblica Adán y Eva fueron creados hace como 6000 años, pero cientificamente se ha demostrado y redemostrado que el ser humano tiene cientos de miles de años viviendo sobre la tierra.

Podría agregar muchas otras críticas, y mencionar otras deidades que claramente son mera invención humana, porque las deidades no manifiestan una intelectualidad superior para resolver los problemas de la humanidad, sino mas bien, manifiestan una actitud resentida, colérica, y desprecio por los derechos de las criaturas terrestres. Lo cual demuestra que las deidades son inventos humanos, porque el RESENTIMIENTO y la MORBOSIDAD POR VER SANGRE son defectos tipicamente humanos. El resentimiento se manifiesta en el hombre ante una situación politicamente contraria a los propios ideales, intenciones y/o creencias.

En conclusión, respecto al dios bíblico tengo tres opciones:

1. Descartar el antiguo testamento, quedándome con el Dios relativamente bueno y su hijo Jesucristo, pero según la misma biblia esto es apostasía, porque el fundamento del nuevo testamento es el antiguo testamento, entonces, esta postura no tiene ningún sustento.

2. Aceptar toda la Biblia y dejar que mi conducta sea dicotómica, es decir, ante una situación desfavorable, el antiguo testamento me incitaría a cometer un crímen, pero el nuevo testamento, me incitaría a perdonar al prójimo. Es evidente que la Biblia podría conducir a una crisis de inestabilidad emocional, por lo que debería considerarse un peligro para la salud mental.

3. Rechazar de plano toda religión y/o secta que contemple dioses coléricos que no respetan los derechos humanos ni los de los animales, dejándome guiar mas bien por los derechos constitucionales, el humanismo y el respeto a la diversidad en todo ámbito.

Que el unicornio rosa les bendiga!!


Rabbí Josafat

LA IGLESIA Y ELABORTO

 

www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/la-iglesia-y-el-aborto_48157.html

La Iglesia se opone al aborto eugenésico, al aborto terapéutico y aun al que evitaría el nacimiento de un hijo producto de una violación.

O sea que no importa si se trata de un caso de anancefalia, o si la vida de la madre está en serio riesgo, o si el embrión es producto de una penetración salvaje a una niña de once años.

La Iglesia, esa vieja esquizofrénica que ampara a pedófilos, maldice el aborto. Como maldice los métodos anticonceptivos.

Como maldijo a los heliocéntricos, que lo único que querían era superar el estúpido mundo imaginado por Aristóteles y derrocar el reinado de la Tierra en el sistema solar, barbaridad que venía vagamente de las Escrituras y que Ptolomeo pretendió convertir en verdad.

Cuando a Galileo Galilei le estaban haciendo la vida imposible por decir lo que todos ya sabían, el gran copernicano –el más peligroso por su prestigio como físico y matemático- acudió a la duquesa de Toscana, Cristina de Lorena, diciéndole en una carta que lo que él quería no era enfrentarse a la Iglesia sino “declarar a la física y a la astronomía teológicamente neutras”.

La duquesa quiso ayudarlo pero no pudo. Galileo tuvo que retractarse en lo que quizá se considere el primer juicio de corte estalinista de la historia. Y esto que hablamos del año 1633.

Pues bien, esta Iglesia que persiguió a la ciencia y que hizo del oscurantismo un emblema y de la ignorancia una ventaja nos viene a decir ahora, en complicidad con el ministro Aurelio Pastor y respaldada por el doctor García (que hoy carga andas como ayer cargaba arcas), que el aborto es intrínsecamente maldito y que las leyes peruanas no pueden cambiar porque Dios se enojaría y las siete plagas de Egipto (el de Mubarak) regresarían.

Hay que saludar la valentía del ministro de Salud, Oscar Ugarte, en esta desigual batalla contra el ejército mediático del Vaticano.

Mientras tanto, hay que recordarle a los obispos bien intencionados y pensantes de la Conferencia Episcopal –que los hay- que en el Perú el 41 por ciento de mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años) no tiene idea de cómo usar con eficacia el método del ritmo y la abstinencia periódica, que es el único que la Iglesia “permite”.

Delicia Ferrando, antropóloga y demógrafa, dice en un estudio sobre el aborto clandestino en el Perú que ese desconocimiento significa que más de 150 mil mujeres emplean el método del ritmo sin conocer sus ciclos de fertilidad.

“En el 2005 –dice Ferrando- de todas las mujeres que descontinuaron el método del ritmo (42 por ciento de usuarias), el 16 por ciento lo hizo porque este método les falló; es decir, habían salido embarazadas en los primeros doce meses de su uso”.

El fundamentalismo romano objeta la cifra de 400,000 abortos clandestinos anuales en el Perú, pero no ofrece ningún número alternativo ni se molesta en citar estudios que contradigan, seriamente, esa estadística.

Lo que la Iglesia querría que no supiéramos es que estudiosas como Ferrando o entidades como Pathfinder International han hecho investigaciones profundas y trabajosos cruces de datos para llegar a la cifra de 400,000.

Las falanges de Cipriani también quisieran que ignoráramos que los abortos clandestinos son altamente riesgosos entre los pobres y de mucho menor riesgo entre quienes tienen posibilidades económicas.

Sólo el 17 por ciento de las mujeres urbanas pobres acuden a los médicos a la hora de practicarse un aborto (frente al 77 por ciento de las no pobres). ¡Y sólo el 3 por ciento de las mujeres rurales pobres tiene atención de un médico profesional cuando deciden interrumpir un embarazo!

Algunas de esas siervas del Señor recurren (lo dice el estudio realizado por The Alan Guttmacher en 1994) a meterse ramas, palos de tejer, equipos de venoclisis, alambres, agua jabonosa, agua oxigenada, lejía, brea, sustancias a base de sal, pociones quemantes de limón y hasta Coca Cola (citado por Delicia Ferrando).

Otras saltan, se pegan, se hacen pegar, sostienen coitos brutales, se dejan caer premeditada y violentamente mientras toman, con pocas esperanzas, infusiones de pepa de palta o ruda. Todo con tal de no tener más hijos.

Esa es la realidad. Porque la cifra de crecimiento natal actual del Perú (2,5 hijos por mujer) es, como todos los promedios, un espejismo. En la selva, esa cifra casi se duplica.

Y la aspiración a una familia de menos miembros no sólo es un derecho constitucional sino un acto de legítima defensa en contra de la pobreza.

La Iglesia no debería tener nada que ver con las políticas de natalidad de ningún gobierno. A no ser que nos citen la teocracia de Irán como ejemplo.

LA CONFIRMACIÓN

http://peru21.pe/impresa/noticia/confirmacion/2009-09-21/256816

 

Autor: Jaime Bayly

 

Está confirmado: mi hija va a confirmarse.
Está igualmente confirmado: a pedido suyo, no asistiré a su confirmación.
Debe entenderse que la confirmación de mi hija, junto a la de sus amigas del colegio, constituye una ceremonia religiosa en la que ella confirma su fe en las creencias, dogmas y supersticiones de la Iglesia Católica.

Debe suponerse que una persona solo puede confirmar unas creencias si antes creía en ellas. El acto de confirmarse en una fe religiosa solo tiene sentido si esa persona creía en dicha fe y ahora quiere dejar constancia de que lo que antes creía lo cree ahora con más certeza o con pareja certeza. La confirmación vendría a ser entonces, si entiendo bien, una celebración de las creencias religiosas de una persona, una manera de afirmar tales creencias, de confirmarlas, de aferrarse a ellas o de expresar que no le caben dudas al respecto.

Sin embargo, si esa persona no ha creído nunca en tales o cuales creencias religiosas, mal podría confirmarse en ellas. No puede uno confirmarse en una fe que no poseía. En tal caso, estaría iniciándose en esa fe, no confirmándose en ella.

Lo que está claro (y confirmado) es que mi hija va a confirmarse en la fe católica y por consiguiente en los mandatos morales de esa confesión religiosa.

Según fuentes relativamente confiables (la madre de mi hija), la decisión de confirmarse ha sido tomada libre y voluntariamente por mi hija, sin ninguna presión, coerción o manipulación ejercida por la familia o las amigas.
Como consecuencia de esa decisión (que puede que sea libre o que sea bajo presión, esto es materia de investigación), mi hija ha pasado un fin de semana lejos de casa, fuera de la ciudad, confinada en un retiro espiritual, bajo la celosa custodia de las señoras de una secta o cofradía llamada “Avanzada Católica”.

Desconocía que existiera dicha secta. No desconocía, desde luego, que existieran los retiros. De niño y adolescente me despacharon a no pocos retiros. Tengo un recuerdo avinagrado de ellos. Solo se hablaba de sexo y se prohibía el sexo y por consiguiente uno solo pensaba en sexo. Eran retiros para disuadir las apetencias sexuales o para posponerlas indefinidamente, pero en la práctica solo servían para estimularlas. Tan mala fue mi experiencia en dichos retiros, como mala fue mi experiencia con los señores vestidos de sotana que decían ser ministros de Dios y como tales se sentían urgidos a auscultar y hurgar en mi entrepierna en cumplimiento de sus tareas ministeriales, que, llegado el momento, decidí no confirmarme, un acto de rebeldía que provocó estupor en mis padres.

En mi caso, no confirmarme fue sin duda una confirmación. Confirmé mis dudas sobre la iglesia católica, confirmé que me sentía a gusto dudando de lo indudable, confirmé que mi lugar estaba en el de los marginales y los impíos y que no podía creer todas esas inflamadas ficciones religiosas que nos contaban los curas que luego venían a palpar mi zona urogenital (no menos inflamada que sus ficciones).

Como era de suponer, no recibí con alegría la noticia de que mi hija había partido a un retiro espiritual de “Avanzada Católica”, organizado con el propósito de entrenarla para su confirmación. ¿En qué dirección avanzaba o quería avanzar esa brigada de beatas asustadas de sus clítoris? ¿Llevaban armas filudas, además de sus lenguas? ¿Estaban dispuestas a morir pregonando la superioridad moral de la virginidad? Avanzaban, por lo visto, en dirección a mi hija, avanzaban dispuestas a conquistar a mi hija, a someterla, a subyugarla, a enlistarla en las filas de las damas de cuevas vitriólicas, ajadas, resecas, nunca horadadas, del batallón o regimiento purificador llamado “Avanzada Católica”. Avanzaban, pues, a secuestrar moralmente a mi hija.

Expresé mis reservas y temores, dije que me parecía una simulación que mi hija se confirmase en unas creencias en las que no creía, pero no hallé eco en la madre de mi hija, que me dijo que no todas las personas eran “traumadas” como yo. Comprendí de inmediato que la madre de mi hija, y su madre, y mi madre, querían (quieren) que mi hija se confirme no tanto por razones religiosas cuanto por razones frívolas o sociales: porque quieren que mi hija confirme que se parecerá a ellas y nunca, en ningún caso, a mí. Es solo lógico que tal cosa suceda. Sería insólito que las tres damas desearan, conjuradas, que mi hija se pareciera a mí y no a ellas. Pero yo, desde luego, quiero que mi hija se parezca a ella y a nadie más que a ella, y por eso me daba miedo todo esto de la confirmación, porque intuía que tal vez ella no estaba segura de confirmarse.

Cuando volvió del retiro, me dijo que la pasó regular, que no quería hablar del asunto.

A riesgo de ser majadero, le dije que la iglesia católica obliga a sus feligreses a no tener relaciones sexuales de ninguna índole hasta contraer matrimonio (religioso, claro está) y que una vez contraído dicho casamiento (previo pago por los servicios prestados), la ortodoxia católica prohíbe expresamente que el esposo recubra su colgajo viril con un preservativo o que la esposa tome píldoras anticonceptivas, del mismo modo que condena la masturbación antes, durante y después del matrimonio, como proscribe las relaciones sexuales entre adultos del mismo género. Añadí que su confirmación en la fe católica llevaba implícita la afirmación de que creía en esas reglas (quizá no antes, pero sí en el momento de confirmarse y hacer alarde de ello) y estaba dispuesta a cumplirlas, o al menos a intentar cumplirlas.

Mi hija me dijo que no creía en nada de eso, que esas reglas le parecían una tontería.

Le dije que si no creía en esas cosas, tal vez no debía confirmarse públicamente en ellas como si las creyera, puesto que en ese caso la confirmación sería una ceremonia frívola, histriónica, carente de verdadero sentido.

Mi hija me dijo que las cosas eran más simples de lo que parecían: si no se confirmaba, su madre y sus abuelas le harían la guerra; si se confirmaba, no habría guerra.

Le dije que me parecía perfectamente razonable simular una fe religiosa para salvar la vida o evitar una guerra y que su lucidez hubiera salvado millones de vidas en la historia de la humanidad.

Le dije también que estaba orgulloso de ella, pues había confirmado mis sospechas: su “confirmación” lo era no en la fe religiosa sino en su legítimo deseo de pasarla bien, de divertirse con sus amigas, de no defraudar a su madre y sus abuelas, de ser, en suma, una chica querida y popular.

Le pregunté si quería que la acompañase el día de su confirmación, ya sabiendo que era no una confirmación religiosa sino una en su astucia y su cinismo para el arte de la simulación, es decir una confirmación de que es mi hija y además una actriz natural.

Me dijo que, ya que se trataba de pasarla bien y usar a la iglesia como un lindo decorado para jugar a ser virtuosas con sus amigas, era mejor que me abstuviera de acompañarla, pues mi presencia en una iglesia le parecía peligrosa, inconveniente, “una mala foto”, esas fueron sus palabras.

No me pareció inútil decirle que mis creencias religiosas no tienen por qué ser siempre las suyas y que la fe es un asunto que concierne a la intimidad y que si ella decidiera abrazar tal o cual confesión religiosa, y abrazarla al punto de practicarla con fanatismo, y si esa confesión estuviera en entredicho con mis creencias o mi falta de creencias, yo seguiría amándola, porque ninguna religión, ficción o superstición (valga la redundancia) será nunca más importante que mi amor por ella y su hermana. Me pareció importante decirle que si ella se confirmaba en la fe católica porque de veras creía en esa fe, no tenía que mentirme, pues yo estaría de su lado, aun discrepando. Le dije por eso que, teniendo la alergia que tengo por la iglesia católica y por las iglesias en general (pero por la católica en particular), no dudaría en acompañarla en su confirmación si ella me lo pidiera, como no dudaría en llevarla al altar si decidiera algún día casarse ante la iglesia católica (Dios no lo quiera). Le dije, en resumen: mi iglesia eres tú y mi diosa eres tú y haré por tanto lo que tú me pidas.

Creo que le gustó que le dijera eso, porque se sintió más en confianza para rogarme que de ninguna manera me asome al templo el día de su confirmación.
De modo que la confirmación de mi hija ha venido a confirmar unas cuantas cosas: primero, que los retiros siguen siendo odiosos como lo eran ya en mi tiempo; segundo, que ella no cree en lo que dice que cree y no puede por tanto “confirmar” que cree en lo que antes no creía; tercero, que mi hija es lo bastante despierta como para hacer lo que más le conviene, y si lo que más le conviene es fingir o exagerar en público sobre ciertas creencias religiosas, no tiene el menor reparo en entregarse gozosamente a dicha simulación; cuarto, que es una actriz consumada; y quinto, que mi hija y yo hemos confirmado estos últimos días que nos queremos sin necesidad de que ningún cura, pastor o predicador nos lo confirme en una ceremonia religiosa.
La confirmación de mi hija ha servido, entonces, para confirmar cuánto nos queremos ella y yo, y cuán dotados estamos para el histrionismo puro.

PD. Atentos saludos a “Avanzada Católica”. Que sepan que estamos en guerra y que no desmayaré hasta neutralizar y repeler sus avances ni descansaré hasta que mis libros se lean en sus retiros.

 

 

 

 

BÉSALE EL CULO* A HANK

 

http://perso.wanadoo.es/estudioateo/humor/hank.htm

 

Esta mañana han llegado a mi puerta una pareja bien vestida y bien peinada.

 

El hombre habló primero:

 

Juan: Hola, yo soy Juan y esta es María.

 

María: Hola, estamos aquí para invitarte a besarle el culo a Hank con nosotros.

Yo: ¿Como? ¿De que estás hablando? ¿Quien es Hank? ¿Y por que tendría que querer besar su culo?

 

Juan: Si tu besas el culo de Hank, te da un millón de dólares; y si no lo haces, te cubre de mierda.

 

Yo: ¿Como? ¿es que es alguna clase de extraño pervertido?

 

Juan: Hank es un multimillonario filántropo. Hank construyó este pueblo. Hank posee este pueblo. El puede hacer lo que quiera, y lo que quiere hacer es darte un millón de dólares, pero no puede si tú no besas su culo.

 

Yo: Eso no parece tener mucho sentido. ¿Por que...

 

María: ¿Quien eres tú para cuestionar los deseos de Hank? ¿Es que no quieres el millón de dólares? ¿Es demasiado un pequeño beso en el culo?

Yo: Bueno quizás, si es legítimo, pero...

 

Juan: Entonces vamos a besar el culo de Hank.

 

Yo: ¿Besáis el culo de Hank frecuentemente?

 

María: Oh si, continuamente.

 

Yo: ¿Y os ha dado el millón de dólares?

 

Juan: Bien, aun no. No se puede recibir el dinero hasta que no marchas del pueblo.

Yo: Entonces, ¿por que no os marcháis del pueblo y recibís el millón de  dólares?

 

María: No puedes marcharte del pueblo hasta que Hank te lo diga, o de lo contrario no recibes el dinero y él te cubre de mierda.

 

Yo: ¿Conocéis a alguien que haya besado el culo de Hank, que haya marchado y que después haya regresado con el dinero?

 

Juan: Mi madre le besó el culo a Hank durante años. Ella se marchó el año pasado y estoy seguro que tiene el dinero.

 

Yo: ¿Has hablado con ella desde entonces?

 

Juan: Por supuesto que no, Hank no lo permite.

 

Yo: Entonces ¿como sabes que tiene el dinero si no has hablado con nadie que lo haya recibido?

 

María: Bueno, antes que abandones quiero darte una pequeña muestra. Tal vez tengas un accidente, tal vez ganes un pequeño premio en la lotería, tal vez encuentres un billete de veinte dólares en la calle.

 

Yo: ¿Y que tiene eso que ver con Hank?

 

Juan: Hank tiene ciertas "conexiones"

 

Yo: Lo siento, pero esto suena como si fuera un extraño juego de consola.

 

Juan: Pero es un millón de dólares, ¿puedes realmente arriesgarte? Y recuerda, si no le besas el culo te cubre de mierda.

 

Yo: Tal vez si pudiera verle, hablar con él, tener detalles sobre él...

 

María: Nadie ve a Hank, nadie habla con él.

 

Yo: ¿Entonces como le besáis el culo?

 

Juan: En ocasiones únicamente le mandamos un beso y pensamos en su culo. Otras veces besamos el culo de Karl y el se lo transmite.

 

Yo: ¿Quien es Karl?

 

María: Un amigo nuestro. El es quien nos ha hablado sobre besar el culo de Hank. Todo lo que tenemos que hacer es invitarlo a comer de vez en cuando.

 

Yo: ¿Y vosotros habéis creído sus palabras cuando ha dicho que existe un Hank, que Hank quiere que le beses el culo y que te recompensará?

 

Juan: ¡Oh no! Karl tiene una carta de Hank de hace mucho tiempo donde lo explica todo. Aquí tienes una copia para ti, míralo por ti mismo:

Del escritorio de Kart:

 

1.    Besa el culo de Hank y el te dará un millón de dólares cuando te marches del pueblo.

2.    Bebe con moderación

3.    Cubre de mierda a aquellos que no sean como tú.

4.    Come bien.

5.    Hank dictó esta carta el mismo.

6.    La luna está hecha de queso verde.

7.    Todo lo que dice Hank es cierto.

8.    Lávate las manos después de ir al baño.

9.    No uses alcohol.

10.  Come tus salchichas en bollos, sin condimentos.

 

Yo: Esto está escrito en papel con el membrete de Kart

 

María: Hank no tiene papel.

 

Yo: Tengo la impresión que si lo comparamos encontraremos que esta es la letra de Karl.

 

Juan: Por supuesto, pero Hank lo dictó.

 

Yo: ¿Pensaba que decíais que nadie puede ver a Hank?

María: No ahora, pero hace tiempo hubo a algunas personas.

 

Yo: Pensaba que decíais que era un filántropo. ¿Que tipo de filántropo cubre de mierda a la gente solo por que sean diferentes?

 

María: Eso es lo que Hank quiere, y Hank siempre está en lo cierto.

 

Yo: ¿De donde has sacado eso?

 

María: El punto 7 dice que: "Todo lo que dice Hank es cierto" ¡esto es suficiente para mi!

 

Yo: Quizás vuestro amigo Karl hizo las normas el mismo.

 

Juan: ¡Imposible! el punto 5 dice: "Hank dictó esta carta el mismo". Al mismo tiempo, el punto 2 dice "Usa el alcohol con moderación" el punto 4 dice "Come bien" y el punto 8 dice "Lávate las manos después de ir al baño". Todo el mundo sabe que esto es cierto, por lo tanto, todo lo demás debe ser cierto también.

 

Yo: Pero el punto 9 dice "No uses alcohol" lo cual entra en conflicto con el punto 2, y el 6 dice "La luna está hecha de queso verde" lo cual no es cierto.

 

Juan: No existe contradicción entre los puntos 2 y 9, el segundo simplemente clarifica el primero. Y por lo que respecta al 6, tú nunca has estado en la luna, por que no puedes hablar con seguridad.

 

Yo: Los científicos tienen claramente establecido que la Luna esta echa de roca...

 

María: Pero ellos no saben si la roca viene de la Tierra, o del espacio exterior, por lo que fácilmente puede ser queso verde.

 

Yo: Realmente no soy un experto, pero pienso que la teoría de que la Luna fue "capturada" por la Tierra ha sido descartada. Por otra parte, no saber de donde viene la roca no la convierte en queso.

 

Juan: ¡Ajá! Acabas de admitir que los científicos cometen errores ¡pero nosotros sabemos que lo que dice Hank es cierto!

 

Yo: ¿Lo sabemos?

María: Por supuesto, el punto 5 lo dice.

 

Yo: Estáis diciendo que Hank siempre está en lo cierto por que la lista lo dice, la lista es cierta por que Hank la ha dictado, y sabemos que Hank la ha dictado por que la lista lo dice. Esta lógica circular no se diferencia en nada de decir que Hank es verdad por que lo dice Hank.

 

Juan: ¡Ya lo está comprendiendo! es reconfortante ver que alguien se está acercando a la forma de pensar de Hank.

 

Yo: Pero... oh, no te preocupes. ¿Cual es el trato con las salchichas?

 

(María se sonroja)

 

Juan: Las salchichas en bollos, sin condimentos. Esta es la forma de Hank. Cualquier otra forma es incorrecta.

Yo: ¿Que ocurre si no tengo un bollo?

 

Juan: No hay bollo, no hay salchicha. Una salchicha sin bollo es incorrecto.

 

Yo: ¿Sin salsa? ¿Sin mostaza?

María: (asombrada) Parece irremediablemente condenado.

 

Juan: (Gritando) ¡No hay ninguna ambigüedad en su lenguaje! ¡Cualquier tipo de condimentos están prohibidos!

 

Yo: Entonces de una enorme pila de chucrut con algunas salchichas pinchadas en ella ni hablamos ¿no?

 

María: (Se pone los dedos en los oídos) No te estoy oyendo, nana nana nana.

 

Juan: (con cara de aversión) ¡Eso es repelente! no se que clase de demonio comería eso...

 

Yo: ¡Hank! el come eso todo el tiempo.

 

(María palidece)

 

Juan: (cogiendo a María) Bueno, si yo hubiera sabido que eras uno de esos no habría perdido mi tiempo. Cuando Hank te cubra de mierda yo estaré allí, contando mi dinero y burlándome. Yo besaré el culo de Hank por tí. Tú, comedor de salchichas sin bollo y devorador de chucrut. (Al decir esto, Juan arrastró a María al coche que le esperaba y arrancó a toda velocidad.)

* Culo, en castellano significa la parte de atrás de algo. En algunos países sudamericanos suena como un insulto. Es una palabra malsonante. El Premio Nobel Camilo José Cela decía (no recuerdo sus palabras EXACTAS) que no había palabras groseras, sino oídos mojigatos.