MANIFIESTO DE LA CIENCIA CONTRA LA RELIGIÓN
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Manifiesto de la ciencia contra la ofensiva de la religión
Los abajo firmantes, pertenecientes a las ciencias naturales, a las ciencias sociales y a las ciencias humanas, desde las matemáticas hasta la filosofía, pasando entre otras por la física, la biología, la psicología y la sociología, queremos manifestar lo siguiente.
Cuando al final de la edad media, la razón y la ciencia consiguieron desprenderse del dogmatismo de la fe con el surgimiento de la ilustración y de la modernidad, la religión, arrinconada por la racionalidad científica, actuó a la defensiva y proclamó la independencia entre fe y razón para proteger a la primera del descrédito con que la señalaba la segunda.
Los científicos volvieron a sus quehaceres y se olvidaron de la religión, cuestión que creyeron definitivamente cerrada dada la evidencia de su falta tanto de base empírica como de fundamento filosófico.
La religión, sin embargo, nunca aceptó de buen grado la separación entre fe y razón, e intentó siempre que pudo someter las evidencias científicas a sus concepciones dogmáticas. Y así asistimos hoy en día a una nueva cruzada de la fe, en la que la religión pretende tergiversar los hechos científicos e invadir el espacio público imponiendo a los demás unas creencias que no deberían salir en ningún caso del ámbito privado.
Después de decenios en los que la religión permanecía en segundo plano debido a cierto complejo de inferioridad ante los éxitos de una ciencia que le sacaba los colores, ha salida de su retiro forzado con un entusiasmo tan desbordante como dogmático con la intención de dirigir a la sociedad hacia unas posiciones sin fundamento científico, en una especie de regreso a un pasado medieval.
Sentimos un profundo respeto tanto por los creyentes como por su anhelo subyacente de encontrar respuestas vitales a la pregunta del sentido de la realidad. Sin embargo, no podemos aceptar que un tipo de pensamiento arcaico como el religioso que, en muchos aspectos, puede calificarse de pensamiento mágico, pretenda dirigir la sociedad como si aún nos hallásemos en una edad media sometida al fundamentalismo de unas creencias ajenas a la evidencia científica y a un integrismo inmune a cualquier razón filosófica.
De la misma forma que en el pasado la religión atacó la geología porque sus descubrimientos estaban en contradicción con la Biblia, niega ahora las evidencias de la evolución de las especies con la ocurrencia del diseño inteligente lo mismo que pretende que creamos que existe una persona en un óvulo recién fecundado como si estuviésemos ante algún tipo de suceso mágico repentino, cuando todos los datos científicos muestran que la aparición de una persona es un proceso gradual a medida que madura su sistema nervioso central.
Las creencias religiosas no serían tan criticables si no fuese porque pretenden imponerse a los demás, condicionando cuestiones prácticas como, por ejemplo, la investigación con células madre, la interrupción voluntaria del embarazo, el derecho a una muerte digna o los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Su defensa sin fundamento científico de que existe una ley natural, un derecho natural, que está por encima de las personas no es más que un intento de imponer sus dogmas fundamentalistas a los demás.
Se ha acusado a la ciencia de ser sólo una creencia más, pretendiendo así ponerla a la misma altura que cualquier creencia religiosa. Sin embargo, esto no es así dado el carácter autocrítico de la ciencia y de la razón.
La razón ha sido examinada y criticada exhaustivamente, tanto desde el ámbito filosófico como desde el científico, y los cambios que se han producido en los dos últimos siglos muestran hasta qué punto se ha corregido la metodología científica.
La razón es inherentemente crítica consigo misma y siempre se pone en cuestión mientras que la fe sólo pretende defender el dogma religioso contra cualquier evidencia o argumento que se le presente.
Por todo esto, consideramos que, ante esta ofensiva en toda regla del dogmatismo religioso, la ciencia tiene que volver a levantar la voz, desde las ciencias naturales hasta las ciencias humanas pasando por las ciencias sociales, y dejar claro que la tergiversación a la que somete la religión la evidencia científica y los sofismas en los que enreda los argumentos filosóficos resultan inaceptables en pleno siglo XXI.
Estamos dispuestos a entendernos con los creyentes y a comprenderlos desde posiciones antropológicas, psicológicas y sociológicas, especialmente a los creyentes de base que no participan en esta cruzada de la religión institucional y conservadora; pero resulta inadmisible que los ciegos pretendan señalarles a los que ven hacia donde debe caminar la sociedad y quieran hacerlo, además, con una suficiencia tan prepotente como fuera de lugar, y más propia de un fundamentalismo medieval que de una persona racional y moderna.
Así le pedimos a la religión que regrese al ámbito privado del hogar de cada cual, de donde nunca debió salir, y a los poderes públicos que defiendan a la sociedad de esta ofensiva integrista trasnochada que pretende invadir el espacio público substituyendo la racionalidad científica por el dogmatismo religioso y retrotraernos a una época medieval que ya creíamos superada.
Luis Manuel Ledo Regal (físico)
Sergio Aranda Klein (licenciado)
Mª José Arbones Fernández-Vega (diplomada)
José Miguel Arranz Sanz (licenciado)
César Barrantes Bolaños (licenciado)
Jeudy Blanco (ingeniero)
Coral Bravo
Laura Callizo Villagrasa
Luis María Cifuentes (catedrático)
Josep Maria Encuentra Martínez (psicólogo)
Antonio Estevez Dieguez (químico)
Ricardo Forcat González
Laura Gil de Santos
Guillermo Guevara Pardo
Marco Inghilleri (psicólogo)
Manuel Roberto Leonís Ruiz
Alberto López Vela
Juan Ignacio Manrique Berki (diplomado)
Andrés Martínez García
Rafael Martínez-Miralles (licenciado)
Victoria Martínez Sogorb
Francisco Mercader Rubio (licenciado)
Concha Merchán hernández (licenciada)
Juan Molina Porras (catedrático)
Joan Morera Arbones (licenciado)
Ángel Naranjo del Peso
Ana María Palos de Foronda
Miguel Angel Pineda Jauregui
Hugo Mora Poltronieri (licenciado)
Ricardo Rodríguez del Río (licenciado)
Miguel Sanz Alix (matemático)
Rose-Marie Serrano (licenciada)
Lízbeth Solano Alpízar (psicóloga)
Gabriela Karina Zanger Rial
Máximo Kinast Avilés (Corresponsal en Lima)
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