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COMO COMBATIR LAS PSEUDOCIENCIAS Y LA FE IRRACIONAL

  • Cómo combatir las pseudociencias y la fe irracional. ¿Debemos ser guerreros o diplomáticos? (I)
    Las pseudociencias, en esencia, son ciencias que se consideran como tal sin pasar los suficientes controles de calidad: sus pruebas son escasas o deficitarias y no se contrastan lo suficiente, se basan mayormente en testimonios y fundan su eficacia en el simple hecho de que parecen funcionar en un número elevado de personas (o un número elevado de personas creen en su funcionamiento).
  • Cómo combatir las pseudociencias y la fe irracional. ¿Debemos ser guerreros o diplomáticos? (II)
    La fe racional consiste en calificar como altamente probable la información que uno recibe. Por ejemplo, tengo una fe racional en que, al encender mi televisión, ésta no explotará, matándome en el acto.
    Lo creo, tengo fe en ello, porque puedo leer cómo funciona exactamente un televisor, porque apenas hay casos sobre explosiones de electrodomésticos, y porque puedo acudir a fuentes abrumadoras de datos reportadas por científicos de talla. Por científicos de talla me refiero a los que recolectan y analizan datos, construyen modelos teóricos, interpretan los resultados y publican artículos para revistas profesionales; artículos revisados por otros expertos que, con frecuencia, incluyen a sus rivales.
  • Cómo combatir las pseudociencias y la fe irracional. ¿Debemos ser guerreros o diplomáticos? (y III)
    Al igual que es natural que nos dejemos llevar por la fe irracional, también es natural que nos enojemos o nos sintamos profundamente frustrados al encontrarnos frente a una persona que no piensa lúcidamente, repitiendo los mismos lugares comunes de todos los que se dejan guiar por las pseudociencias. Y además resulta de todo punto desesperanzador tratar de convencer de que no piensa lúcidamente a alguien que no piensa lúcidamente.
  • Cómo combatir las pseudociencias y la fe irracional (y III) http://icio.us/zgcr5s

LA MISERIA DEL PAPADO

La miseria del papado

http://www.argenpress.info/2010/11/la-miseria-del-papado.html

  
Jaime Richart(especial para ARGENPRESS.info)

Las últimas palabras de Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, antes de regresar el papa a su lujosa casa, son las acostumbradas en los emisarios de los papas. Es el estilo típico de los altaneros, de los mafiosos y de los cínicos que tienen a un testaferro que les va a "aclarar" sus exabruptos, sus imposturas, sus cacicadas, sus insolencias y su agresión verbal. Lombardi cree aclarar las infaustas palabras de Ratzinger, quien, en el avión que le trajo y antes de aterrizar, comparó el anticlericalismo que hubo en la II República española, con el agresivo laicismo actual en España fruto de la constitución.

Lombardi ha dicho antes de irse con su compadre: "el papa no quiso ser polémico", "quiere encuentro y no choque": la mismísima estrategia de los antes relacionados antes de apuñalar verbalmente al adversario: "yo te respeto, a ti y tus ideas, pero eres un indeseable"...
Está muy vista y oída esa táctica de rufián educado en jesuitas. Está muy manida; una táctica que no sólo desacredita a quien la emplea sino que pone también en evidencia su falta absoluta de imaginación y el indomable dogmatismo propio de quienes se erigen como poseedore de toda la verdad, con exclusión de la verdad de los demás.
Esto, la hipocresía, la doble vara de medir, la ley de lo estrecho para los otros y lo ancho para mí que predico; eso, el tener siempre preparado, ante las maniobras y la bribonería de los papas y sus purpurados al servicio de los dictadores sanguinarios, lo mismo que ante los crímenes morales de sus pederastas, el alegato de que ellos, por un lado, también son "humanos” para que les disculpemos su golferío redomado, y, por otro, que son divinos, para que nadie les replique; todo esto es lo que hace superlativamente odioso al papado y a la doctrina social y moral puesta en marcha por el Vaticano hace más o menos dos mil años. Una doctrina y unas prácticas que se han mantenido precisamente veinte siglos, gracias a la ignorancia universal. No es casual que Benedicto haya reunido en Barcelona sólo a la cuarta parte de fieles que su predecesor, Juan Pablo II, en 1982.

 

Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Pues bien, el siglo XXI, el siglo del conocimiento, de la información y de la inteligencia al alcance de los 6 mil millones que pueblan el planeta está descubriendo toda la maquinación, toda la prestidigitación, toda la impostura del Poder y los poderes, pero también la frivolidad teológica del catolicismo. Y no sólo eso, es que el siglo XXI está asistiendo, impávido, a la roma inteligencia del papado que se resiste tercamente a perder el poder terrenal y a ir descalzo o en asno por el mundo si es que desea "reevangelizarlo", como ha dicho también en Barcelona. Ignora, el necio, que, ya sólo es eso lo único que le queda para redimirse y congraciarle, a él como a su Iglesia, con Cristo y con su Dios.

MICHEL ONFRAY Y LA ATEOLOGÍA

Por Nicole Schuster
(Enviado por Pedro Flecha)

 

La enseñanza religiosa difundida por los tres monoteísmos que hoy imperan: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, se basa en textos de los cuales se desprenden aberraciones y contradicciones, cuyo objetivo es el de confundir a los hombres y de llevarlos a aceptar  una cultura de la sumisión y de la violencia. Es la tesis que Michel Onfray([1]), ferviente adepto de Nietzsche, defiende en su libro "Tratado de ateología([2]).

 

En su obra, producto de un detallado trabajo de investigación, el autor nos presenta una versión particular del origen de las fuerzas que han motivado a la formación de los corpus ideológicos de las religiones monoteístas y a su filosofía de sometimiento.

 

Para poner fin a la influencia nefasta que las religiones monoteístas ejercen sobre el hombre, Onfray preconiza una desalienación del mundo, que sólo se podría realizar mediante una descristianisazión del mundo y la propagación de un ateismo activo que serviría para crear otro mundo en el que las sociedades serían emancipadas y el hombre y la mujer gozarían de un estatuto igualitario.  

 

Para Onfray, el monoteísmo nació de las duras condiciones geográficas y climáticas propias a los países del Medio Oriente. Son esas adversidades provocadas por la naturaleza, como las frecuentes sequías, que habrían contribuido a que el hombre inventase una vida en el más allá y un mundo más acogedor, metaforizado en el concepto de paraíso, que compensasen las miserias de esta tierra. En otras palabras, las religiones monoteístas habrían surgido del delirio de la impotencia frente a la naturaleza, y del espejismo.

 

Vistas desde esa óptica, las religiones monoteístas aparecen como opuestas a la filosofía y la razón, pues alienan la conciencia racional del hombre y hacen de éste un ente obediente que reprime sus pulsiones – particularmente las que gobiernan su libido –. Tanto el judaísmo cristiano como el islamismo odian a la inteligencia, a la reflexión, al hombre como creación material, y más aún a la mujer, que consideran viciosa y pérfida.

 

El cristianismo es, en este aspecto, sumamente despectivo para con el sexo femenino, pues ha transformado la Pandora de la mitología griega en el arquetipo de la mujer. La Eva de la Biblia, madre de todas las mujeres, no es otra cosa que una seductora que no supo reprimir sus pulsiones perversas y abrió la caja prohibida de la cual salieron las tentaciones pecadoras, es decir, en realidad, la curiosidad por descubrirse a sí misma, y conocer al Otro y al mundo.


Por culpa de ella, todas las mujeres fueron castigadas y forzadas a asumir un rol único, el de madre no pensante a la que se le rechaza el derecho de gozar y sobre todo de instruirse, porque evidentemente el conocimiento la llevaría a cuestionar los mismos postulados religiosos que modelan su comportamiento y modo de pensar.


Onfray afirma que desde su creación, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo edificaron, a través de sus respectivos libros básicos el Talmud, la Biblia y el Corán, una enseñanza segregacionista que promueve la exclusión de los que no pertenecen a su grupo de conversión y también de otras razas. Por lo tanto, la implementación de sus preceptos y su endoctrinamiento siempre han dado lugar a efusiones de sangre y a vastas operaciones de destrucción.

 

Es así que la conversión al cristianismo del Emperador Constantino en el siglo IV de nuestra era ha marcado el inicio de una lucha sangrienta contra el politeísmo todavía vigente en esa época y contra la alteridad de cultura, creencias y prácticas seculares.

 

Según Onfray, Constantino, el primer “gran emperador cristiano convertido de Roma”, representó una calamidad para el Occidente por haber ordenado las primeras destrucciones colosales de libros. Bajo su reinado, simbolizado por un proceso de vandalismo despiadado acompañado por persecuciones masivas contra los no-cristianos([3]), se arrojaron siglos de investigación en el fuego de las hogueras. A través de este modus operandi bárbaro, el emperador inmoló la sabiduría filosófica y científica de los antiguos griegos y orientales en el altar de la intolerancia y de la vanidad.

 

Estas prácticas salvajes fueron luego retomadas y aplicadas a los no musulmanes([4]) por los islamistas, que éstos consideraban como seres inferiores. Desgraciadamente, esta actitud propensa al vandalismo y al salvajismo, cuya expresión máxima se cristaliza en genocidios realizados en nombre de un Dios intolerante, no se limitó a los primeros siglos de la historia de los monoteísmos. Más bien, perduró y, a lo largo del periodo medieval, la Iglesia fue, en muchos sentidos, la entidad castradora de varias percepciones alternativas del universo y la promotora de persecuciones crueles. Su sectarismo dio lugar al establecimiento de dispositivos de represión que instancias gubernamentales y clericales legitimaron.

 

Uno de los casos más conocidos es el de la vergonzosa Inquisición, que se dirigía no solamente contra los heréticos, sino contra todos los que no se sometían incondicionalmente a las aberraciones cristianas en materia de creación y de visión del mundo. Giordano Bruno, uno de los primeros racionalistas de la historia moderna que creía firmemente en el hombre y rechazaba la justificación por la fe([5]), es un ejemplo de esos desafortunados mártires salvajemente condenados por la Iglesia. La Inquisición lo hizo quemar en Campo de’ Fiori, Roma, no por haber refutado la existencia divina - el mismo era dominicano - sino porque veía a Dios en cada elemento del universo y de la tierra.

 

El enfoque panteísta de Bruno no era la única amenaza sino que, además, la imagen que ofrecía de un universo ilimitado era un verdadero peligro para el cristianismo y su percepción del mundo visto como cerrado y sin vacío. Con sus planteamientos, Bruno convertía a la Tierra en un cuerpo dentro de una infinidad de cuerpos([6]) y le quitaba toda la exclusividad y la autoridad que ésta se había ganado al ser presentada como un orbe en medio del universo a los alrededores del cual giraban los otros planetas.

 

Una cosa similar, aunque su final no fue tan brutal, sucedió con Galileo en la década del 30 del siglo XVII, cuando la Iglesia lo acusó de herejía por sus tesis relativas al heliocentrismo. Spinoza también fue víctima de esta intolerancia, dado que sus libros fueron prohibidos por la Iglesia hasta antes de haber sido escritos. Por desgracia, esos casos representan sólo un número ínfimo de las múltiples personas que ciertos eclesiásticos sadistas enviaron a la hoguera por ser “herejes” o ejercer la "brujería".

 

Onfray alega que el oportunismo de los representantes del cristianismo frente al invasor romano en la Judea antigua es de la misma índole que aquello que llevó a las altas instancias eclesiásticas cristianas a callar y a aceptar las posiciones favorables al genocidio que perpetraron los nazis sobre los judíos y otros grupos que consideraban, en términos raciales y biológicos, como “inferiores”.

 

En ese contexto, no sorprende entonces que en la lista de los libros prohibidos por la Iglesia, figuran, por lo que se refiere al siglo XX, los libros de Sartre, de Beauvoir, Gide[7], entre otros, mientras que el "Mi lucha" de Hitler no fue, hasta el día de hoy, objeto de ninguna condena por el ente que dice representar la moral y el bien.


Es menester mencionar que Hitler, a su vez, no se privaba de hacer un uso oportunista de la Biblia al retomar del Evangelio según San Lucas la célebre frase de Jesús, que dice: "Quien no está conmigo está contra mi ([8])", a fin de legitimar su estrategia belicista global.  

Los instrumentos ideológicos de esas religiones monoteístas son, como lo hemos mencionado, el Talmud, el Antiguo y Nuevo Testamentos, y el Corán.


Contrariamente a lo que se les predica a los fieles, los contenidos de esos libros declarados sagrados no han sido elaborados bajo el monitoreo de Dios, sino que han sido confeccionados a lo largo de los milenios y manipulados por los representantes religiosos al capricho de la ideología dominante y del ego de sus predicadores.

 

Ello, para Onfray, se puede apreciar claramente a través de la persona de San Pablo, que ha proyectado en sus Epístolas sus neurosis e histeria. Originalmente anti-cristiano, San Pablo descubrió en un momento, que, según Onfray, "deriva de la pura patología histérica", la existencia de Dios mientras deambulaba en dirección de Damascos en busca de sí mismo. Onfray afirma que las posiciones que el santo adopta en sus Epístolas y su innegable aversión hacia el sexo femenino son la expresión de alteraciones psicógenas y de profundos complejos comunes a toda persona con carácter antisocial.

 

El trastorno obsesivo-compulsivo de Pablo hacia la mujer y todo lo relacionado con el sexo con ella lo llevó a degradarla mediante la difusión de una Eva carnal y corrompida por el placer físico, que, a causa de su naturaleza lujuriosa, provocó la caída del humano y su condena a sufrir en la tierra. Y por lo tanto, el Santo, que era hostil hacia las mujeres y se odiaba a sí mismo por su fealdad, dio forma por medio de sus Epístolas a un mundo diseñado en función a su neurosis: una tierra "enfermiza, misógina, masoquista".


En otras palabras, al aborrecer a su propia persona([9]) y trasferir este odio hacia “el mundo, la vida, el amor, la libertad, la independencia, la autonomía y la inteligencia", San Pablo fue llevado a preconizar todo lo contrario, es decir un cielo inaccesible, un mundo lleno de odio, la sujeción de los hombres a la pulsión de la muerte, la obediencia llevada a un grado de imbecilidad y la abstinencia ([10]).

 

Pero otra posición medular preconizada por San Pablo y que tendría consecuencias desastrosas para el bienestar de los hombres, es la que reivindica cuando predica la obediencia del hombre hacia el ocupante. "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Ello no quiere decir ni más ni menos que "Paga bien tus impuestos al ocupante romano, consiente a la suscripción de las armadas y a la sumisión de las leyes del Imperio" y entrégate a Dios, dándole tu cuerpo y alma sin protestar. Desobedecer a esos mandatos, ir en contra de toda autoridad temporal, aún si su política es la de ocupar territorios de manera ilegítima, significa "ir en contra de Dios".

 

En cuanto a Jesús, su vida se debe a la imaginación de San Pablo, porque en realidad el “hijo de Dios” no tiene existencia histórica. Jesús es una utopía religiosa que alimenta las histerias y sustenta la filosofía dominante de la religión cristiana. Las presuntas pruebas de su paso sobre la tierra (sudario, tumba…) fueron refutadas por la ciencia.

 

Entonces, afirma Onfray, las Epístolas de Pablo resultan ser una mera "histeria sublimada en construcción de una neurosis social", "donde Jesús, secuestrado por Pablo, toma forma" y cristaliza el pensamiento entreguista y sumiso que emana de su Mefistófeles. Los preceptos que Pablo pone en la boca de Jesús según los cuales "a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra", y "al que quiera buscar pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa" proceden del mismo espíritu de sometimiento y resignación que aquello que emana del famoso imperativo “dad al César lo que es del César".

 

Es en virtud de esa subordinación del pueblo cristiano, que resulta práctica y útil a toda persona ávida de dominación, que el emperador Constantino se convirtió a la religión cristiana. El Emperador entendió “lo que se puede obtener de un pueblo dócil, disciplinado, que obedece sin protestar a la invitación de San Pablo de someterse a las autoridades temporales, que acepte la miseria y la pobreza con una abnegación que se asemeja a la imbecilidad, que se sujete a los magistrados y funcionarios del Imperio”.

 

Constantino vio la ventaja que representaba el lograr “prohibir al pueblo toda desobediencia temporal alegando que la protesta representa una injuria e un insulto dirigidos a Dios, e incitarle a  acomodarse con el esclavismo, la alienación, las desigualdades sociales".


Asimismo, Constantino integró la religión a la política para servir mejor sus intereses belicistas y de dominación. La influencia política ejercida por la religión y sus instancias terrestres permitió que éstas gozaran desde su creación de prerrogativas seculares, como las de ser exentas del pago de impuestos y de disponer, sin necesidad de rendir cuenta a nadie, de las donaciones que se les hacen.

 

De ahí la propensión de la Iglesia a congeniar con cualquier tipo de régimen político, aun si ello significaba ser directamente o implícitamente cómplice de la realización de orgías genocidas tal como las originadas por las cruzadas, la inquisición y el espíritu conquistador de Occidente. Los representantes de "Dios en la tierra", que éste se denomine Yahvé, Dios o Allah, siempre participaron, en nombre de la religión, en extensas matanzas, en el establecimiento del esclavismo, en la sujeción de pueblos enteros, y quedaron impunes. 

 

Tenemos que reconocer que en su trabajo Onfray hace un estudio serio de la Biblia, del Corán, de la Torah, libros cuya presunta misión es, según los religiosos, la de difundir una enseñanza dizque impregnada de pacifismo, altruismo y humanismo. No obstante, el autor demuestra que muy fácilmente se puede invalidar este tipo de postulados con una simple investigación de los hechos históricos y con contra-argumentos sacados de los mismos libros sagrados. Como lo afirma Onfray, éstos presentan tantas contradicciones que parecen haber sido escritos para idiotizar a la gente y sustraerle toda capacidad de crítica.


Esta aseveración es particularmente pertinente si se considera que las autoridades religiosas pretenden que los libros "sagrados" fueron escritos por Dios mismo, o por sus profetas a quienes Dios les hubiera susurrado al oído los textos sagrados.


Estas enseñanzas embrutecedoras, que se transmiten desde la niñez a través del catecismo, tienen en verdad por función la de obligar a la gente a obedecer incondicionalmente a sus dogmas y de esterilizar toda reflexión crítica en cuanto al contenido de esos libros. Porque en realidad, nunca se dice que tanto la Biblia como la Torah necesitaron más de un milenio para ser finalizadas, ni que ningún de los evangelistas ha conocido a Jesús durante la presunta vida de éste.


Tampoco se informa a los fieles que el Corán no es contemporáneo del profeta Mohamed, sino que fue elaborado a lo largo de varios siglos y resulta ser el producto de una mera voluntad de homogeneizar de manera arbitraria los numerosos coranes que surgieron en las diferentes regiones de Medio Oriente y cuyo contenido era el reflejo de la idiosincrasia de las zonas de las cuales emanaban.


La razón de este encubrimiento tiene un propósito bien preciso. Y es que, al disimular la manera de cómo, cuando y por quienes esos libros fueron concebidos, se les hace "atemporales", como lo es el Dios que los hombres crearon, y se borra así todo rasgo de intervención humana a fin de que impere el principio inverosímil de la “proveniencia divina" ideado por los representantes de Dios.


Al final, una cosa resulta clara del libro de Onfray: esas historias de Dios, Jesús, y de los libros que forman los cimientos de las tres religiones monoteístas, son un gran fraude, y solamente sirven para volver al mundo ajeno a su realidad a fin de dominarlo mejor.

 

A pesar de la variedad de los argumentos expuestos y del amplio trabajo de investigación realizado por Onfray para sustentar la tesis de la necesidad de promover un ateismo hedonista militante que apunte hacia la abolición de la religión castradora y la realización de hombres y mujeres emancipados y libres de realizar plenamente sus pulsiones vitales, se le puede reprochar un aspecto fundamental: el libro carece de la substancia y estructura que harían de él un verdadero "Tratado", tal como lo promete el título.


Onfray no elabora ninguna propuesta concreta que indicaría cómo alcanzar una conciencia atea desprovista de la alienación religiosa. El autor recomienda asumir un comportamiento que, contrariamente a la posición de los denominados ateístas, no sea "anti-religioso", porque el ateismo debe definirse como una línea en sí y no en función a otra religión.


Asimismo, Onfray propugna la necesidad de darle a la filosofía, como método de entendimiento del mundo a través de la razón, la prioridad sobre la religión. En este sentido, declara el filósofo, es preciso dedicarse a la ética epicuriana y perseguir una "ontología materialista", una  "física de la metafísica".


Las ventajas que la teoría de la inmanencia presenta harán que ésta prevalezca y se imponga sobre la religión del pensamiento único, cuyo objetivo es destruir la conciencia creativa del hombre aniquilando el materialismo inherente al hombre para anteponerle un ideal inmaterial e imposible de alcanzar.


Es solamente dentro de un mundo regido por un ateismo de esta índole que el hombre podrá, como humano, realizarse física, mental y espiritualmente, sin tener que reprimir sus deseos materiales, como lo está haciendo hasta ahora por culpa del pensamiento judeo-cristiano que nos domina.


Ello suena interesante, pero, ¿como se logra? ¿A través de que tipo de sociedad? ¿Y de que tipo de organización política y cultural? Onfray no lo dice.


[1] Michel Onfray es filósofo y renunció en 2002 a su puesto en la Universidad Nacional en 2002 para crear la Universidad popular de Caen en Francia

[2] Michel Onfray. Traité d’athéologie. Physique de la métaphysique. Editions Bernard Grasset et Fasquelle. Paris. 2005 

[3] Contrariamente a los no-cristianos, los primeros cristianos no fueron sujetos a grandes matanzas, a pesar de la propaganda cristiana en sentido contrario. Esta información falsa, en cuanto al número de sus miembros muertos por persecuciones que siempre más investigadores ponen al descubierto gracias a pesquisas de diversas índoles, sirvió para reivindicar los pretendidos derechos de los cristianos frente a la humanidad entera y para afirmar su poder. En realidad, las víctimas apenas sobrepasan los miles de condenados.

[4] Aunque en el caso de la religión islámica, esas operaciones ocurrieron en menor medida.

[5] Ver La civilisation de la Renaissance. Jean Delumeau. Editions Arthaud. Paris. 1967.

[6] Ver Jochen Winter. La création de l’infini. Giordano Bruno et la pensée cosmique. P.31-39. Calmann-Levy. 2004.

[7] Sartre y De Beauvoir vivían juntos y nunca contrajeron matrimonio ni procrearon. El escritor André Gide era bisexual y fustigaba los valores católicos y burgueses.

[8] Evangelio según San Lucas (XI, 23)

[9] Analistas expertos en historia pretenden además que era inculto y que probablemente sus Epístolas son producto de su dictado, puesto que no sabía escribir. 

[10] Como lo reveló él mismo en su Epístola a los Corintios, San Pablo sufría de una “astilla que Satán le habría colocado en el cuerpo”, lo cual, según el filósofo francés, revela la fuerte presión de deseos sexuales que no podían realizarse. Es menester mencionar que los religiosos que practican la abstinencia hablan de "picaduras en el cuerpo" cuando la pulsión sexual se manifiesta, a lo cual remedian flagelándose a fin de apaciguar el deseo.

IPAZIA DE ALEJANDRIA

Enviado por: "huainahuairi" a la Lista de Cyberateos.

Lun, 31 de Mayo, 2010 4:37 pm

 

La cosa fue así. Parece que con la esperanza de frenar la disolución del imperio y la avanzada de los "bárbaros" de entonces (que siguen estando al norte de los bárbaros del sur, más o menos como ahora) Teodosio I y sus hijos, firmaron un infame pacto de sangre con la iglesia católica.

 

Por primera vez un emperador romano se arrastraba "literalmente" a los pies de un obispo: era en la catedral de Milán en la navidad del 390 d.c. , fecha que como se verá "marcaría profundamente el destino de la entera humanidad".

 

El obispo era Ambrogio (San Ambrogio) e hizo promulgar al emperador un edicto detrás del otro haciendo cancelar toda forma de educación y de estudio, de libre pensamiento y de religión, que no fuera la cristiana.

 

Hizo que se quemaran todos los templos paganos (los sacerdotes, las bibliotecas) y se cancelaran las Olimpíadas y la celebración de los misterios Eleusinos. Dejó, entre otras cosas, completa libertad al obispo-patriarca Cirillo (San Cirillo) para transformarse en patrón absoluto de Alejandría de Egipto y exterminar judios, nestorianos, novazianos y paganos, y sobre todo hacer "pedacitos" (también literalmente) a Ipazia, la última voz libre del antiguedad, el último obstáculo que podía oponerse, junto a su " escuela", y a lo que representaba, al dominio del terror fundamentalista cristiano. (Cáspita, suena de lo más actual).

 

Ipazia fue una mujer enorme, astrónoma, matemática, filósofa y primer mártir de la Razón a manos del oscurantismo de nuevo cúneo. Ella era la heredera de la ciencia antigua, la última representante de la escuela que había cambiado la concepción del mundo en los setecientos años de acumulación de experiencias y saberes que hicieron de Alejandría (fundada por el mismísimo Alejandro de Macedonia en el delta del Nilo) el baricentro del ellenismo griego y la avanzada de la humanidad.

 

Mil doscientos añ después del asesinato de Ipazia, Galileo y Newton se rompían la cabeza tratando de comprender los conceptos desarrollados por los científicos alejandrinos, utilizando entre otros, los trece volúmenes del comentario a la aritmética de Diofanto y los ocho volúmenes sobre las cónicas de Apollonio, elaborados por Ipazia.

 

Leonardo da Vinci no hizo otra cosa que reinterpretar y desarrollar proyectos de personajes que como Ctesibio o Erone fueron parte del fermento intelectual que durante siglos animó la ciudad aún luego de la caída bajo el dominio romano y la perdida, con la derrota de Cleopatra, de su primer biblioteca (de 40000 volúmenes) en un incendio.

 

Para no hablar de Arquímedes o incluso de María la Hebrea, la madre de la química moderna que inventó tecnicas de laboratorio que se utilizan todavía hoy, como el famoso "baño maría".

 

Bastaba dejar con vida a Ipazia, su escuela y no quemar la biblioteca (reconstruida y ampliada) con sus setecientos mil volúmenes, para gozar con muchos siglos de anticipación de todo aquel saber y aquel conocimiento que costó muchos mártires y enorme sufrimiento recuperar. Pero no se recuperó todo.

 

Ipazia luego de una jornada de estudio se cubría con el manto negro de los filósofos y salía a recorrer la ciudad mezclándose con la gente simple, enseñaba a razonar con Platón y Aristóteles.

 

Creía en la magia curativa de la música y estudiaba también la astrologia, pero aconsejaba dirijirse a un médico y no a un templo para hacer frente a una enfermedad.

 

En su momento había rechazado su conversión al cristianismo diciendo " Si me hago comprar, no seré libre, y ya no podré estudiar. Es así que funciona una mente libre: también ella tiene sus reglas."

 

Era el lunes 8 de marzo del 415 d.p., la milicia de San Cirillo, una horda de quinientos monjes parabolanos, la levantó cuando estaba volviendo a casa, la arrastraron a la catedral y la desnudaron, su jefe Pedro "El Lector" con dedos armados de uñas afiladísimas le cavó los ojos y los arrojó sobre el altar, después la dejó en manos de la turba que la hizo pedazos, los restos reunidos en una bolsa los quemaron en el basurero municipal pues como decía San Agustín (otro "padre" de la iglesia) la mujer es sólo "inmundicia".

 

Tal vez de haber sido hombre la hubiesen sólo matado, siendo mujer debían masacrarla y en la catedral cristiana, para transformar esa masacre en un símbolo, para excluir por el terror en los siglos por venir a la mitad del género humano.

 

Este delito señaló el fin del paganismo, el ocaso de la ciencia y de la dignidad misma de la mujer. Todavía hoy en el mundo de la ciencia el 5% de los vértices es mujer, mientras el 60% de la mano de obra no calificada es femenina.

 

Pero si Ipazia nada pudo contra monstruos como San Cirillo de Alejandría, San Agustín de Ippona, San Ambrogio de Milán o San Juan Crisóstomo (todos padres de la actual iglesia católica) es justicia divulgar aquello que sucedió 1600 años atrás y restituir a figuras como la de Ipazia un poco de justicia.

 

Pero podemos descansar en paz amigos, la UNESCO ha creado, leo, un organismo en 1999 para ayudar a la mujer a entrar en el mundo de las ciencias y a este proyecto le ha dado el nombre de Ipazia. Todo O.K. y el pueblo irakeno tendrá la democracia que se merece.

 

PD: En la película de Manoel de Oliveira, "Un film hablado" el protagonista se pregunta cómo los árabes habiendo rescatado buena parte de la filosofía griega y siendo responsables de una gran apertura cultural y social en la época, pudieron haber destruído la Biblioteca (es decir la "Universidad" en términos contemporáneos) de Alejandría.

 

Pues bien, se trata de un falso histórico repetido hasta el hartazgo. La biblioteca fue destruida por el obispo-patriarca Teófilo (tío de Cirillo) en el 391 d.c. luego del edicto de Teodosio I y no durante la conquista árabe de Egipto en el 641 como demuestra la vasta bibliografía que existe sobre el argumento.

 

(Este material tiene como fuente el artículo que dedicara el diario italiano "Il Manifesto" a la edición del libro, y el libro mismo de Adriano Petta y Antonino Colavito, "Ipazia, scienziata alessandrina". Lampi di stampa-2004

 

El origen del mundo

Eduardo Galeano

Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo.

Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa Beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.

Mucho tiempo después, Joseph Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo conto: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna, y el muy ateo, muy tozudo, no entendía razones.

- Pero papá -le dijo Joseph, llorando-. Si dios no existe ¿quién hizo el mundo?

- Tonto -dijo el obrero cabizbajo, casi en secreto- Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.
 

"La Legión y Roma están en guerra"

 

http://www.sectas.org/notas/laLegionRomaEnGuerra.asp

 

Elio Masferrer Kan. Antropólogo experto en los Legionarios de Cristo

Elio Masferrer, durante su estancia en Sevilla. - LAURA LEÓN

Va al grano, suelta titulares en cada respuesta y no hace demagogia, que es lo más difícil de evitar siendo tan directo. Elio Masferrer (Rosario, Argentina, 1946) aporta las cifras de la Iglesia para afirmar con rotundidad que la institución vive una profunda crisis. “Cuando entró Juan Pablo II había más de cuatro millones de matrimonios católicos en el mundo. Ahora, sólo hay tres. De los 417.000 sacerdotes, quedan 409.000. Y de las 990.000 religiosas, 690.000”, explica. Pero lo que más enerva a este experto en las religiones, profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, es la doble cara de la Iglesia: “Se erige en garante de los valores y a su vez protege a delincuentes”.

¿Ha llegado la Iglesia a su ocaso con las denuncias de pederastia?

Creo que la Iglesia todavía tiene capital simbólico que le permite seguir jugando. Pero definitivamente ha perdido posiciones de respetabilidad. No sólo es un problema de no tener vocaciones, sino que no tienen respuestas para los problemas de la sociedad contemporánea. Quedó claro que Marcial Maciel era un macho, que tenía varias mujeres, que se drogaba... pero no usaba condones. Y también está absolutamente claro que Juan Pablo II fue un protector de pederastas. Defendió al arzobispo de Viena Hermann Groer hasta que se hizo insostenible. O al mismo Maciel.

¿Por qué no hay una reacción contundente contra ellos?

Yo he revisado los documentos aprobados por Juan Pablo II, por Ratzinger y por Juan XXIII sobre los pederastas. Y la sanción para un chismoso es mayor que para un pederasta. A los que hacen la investigación los obligan a mantener silencio. Si lo incumplen son excomulgados. A Maciel, como estaba muy viejito, decidieron no hacerle el proceso canónico. Pero si alguien hubiera hablado sobre el proceso canónico de Maciel lo hubieran excomulgado, y a Maciel no. Esto demuestra que la Iglesia es una organización más preocupada por su prestigio que por la misión religiosa que tendría que llevar. Mantiene la misma actitud que en la Inquisición. Y eso fortalece la crisis. Se pega un tiro en el pie constantemente.

¿La relación entre el Vaticano y los legionarios se sustenta en dinero?

Los legionarios aportaban alrededor de 100 millones de euros a la financiación del Vaticano y en este mundo capitalista el que paga manda. Se estima que los legionarios tienen de capital más de 20.000 millones. Pero los legionarios violaron una regla del Vaticano: que nadie puede tener más fuerza que el Vaticano mismo. Eso es una guerra de poder.

¿Cómo terminará la investigación abierta sobre Maciel?

Es de risa, es una burla. La Iglesia sabe perfectamente quién es Maciel. Desde los años 50 sabe que era drogadicto porque un colegio de farmacéuticos denunció que sus seminaristas pedían derivados de la morfina sin receta. Lo que dicen que van a descubrir ya lo sabían de antes. Esta investigación da un viso formal público, pero el problema que tienen es cómo desmantelan la Legión.

¿Cómo luchan unos y otros?

Habría que pensar que el descubrimiento de los hijos de Maciel son estrategias del propio Vaticano para obligar a la Legión a negociar. La Legión nunca se dejó manejar por el Vaticano. Ponía sus 100 millones y había total impunidad a cambio. Pero la Legión no apoyó a Ratzinger para ser Papa. Ellos tenían su propio candidato, Ángelo Sodano. Entonces el Vaticano le va quemando las fichas. Además del relato de los seminaristas, alguien del Vaticano filtra los documentos y estas heridas tan drásticas le permiten tener, ahora sí, a la Legión con el cuchillo en la garganta, tenerla controlada.

¿Qué responsabilidad tiene el Papa en los casos de pederastia?

La Iglesia nunca va a reconocer que tiene una red de protección de delincuentes. Cuando trasciende, la institución presiona sobre los padres para que no hagan la denuncia y comienza a darle vueltas hasta que ya prescribió el delito. Es un mecanismo deliberado de protección de delincuentes. Pero no es una decisión individual de los obispos. Existen dos documentos, uno firmado por Juan XXIII y otro por Ratzinger, que prohíben terminantemente a los obispos llevar a la justicia común los casos de abuso sexual e implantan el secreto.

¿Y por qué la justicia terrenal no invalida ese documento?

Muchos jueces, fiscales, tienen miedo a meterse con la Iglesia porque es una institución muy poderosa que te puede dejar sin trabajo. Los obispos que renunciaron en Irlanda son verdaderos chivos expiatorios, porque con su renuncia están protegiendo al cardenal de Dublín y al Papa. Es como tirar un poco de carne a los leones para apaciguar la cosa, pero es el Papa el que está en entredicho.

¿Nos olvidamos entonces de ver sentado en el banquillo al Papa?

En EEUU se están planteando aplicarle la ley norteamericana sobre la delincuencia organizada. De acuerdo a esa ley, el Papa es responsable de los abusos. Un ejemplo: si un repartidor de pizzas comete una tropelía en un reparto, el responsable es el repartidor de pizzas pero también su jefe. Ahora, que consigan sentar al Papa en el baquillo… El Vaticano ya plantea que tiene inmunidad como jefe de Estado para evitar dos cosas. Una, que lo encausen. Y dos, tener que pagar las indemnizaciones.

¿Nadie va a resarcir el daño?

La divina providencia. Dejan a la divina providencia ese trabajo. Si la divina providencia no atiende a la víctima es porque ha pecado. Es una estrategia de criminalizar a la víctima. Y el pederasta, sin embargo, resulta ser alguien atacado por el demonio que se salva rezando 20 rosarios y padres nuestros.

¿Saltarán más casos como el del español José Ángel Arregui?

Prepárense. En México, por ejemplo, estuvo el caso de Nicolás Aguilar, que de forma descarada era un prófugo de la justicia norteamericana pero figuraba en el directorio de los sacerdotes de la Iglesia católica mexicana al frente de una parroquia. Se dio también el caso de un sacerdote que estuvo incluso condenado a prisión y la Iglesia presionaba al gobernador para que saliera en libertad. Cuando salió le estaban organizando un homenaje. Que habrá gente decente dentro de la Iglesia, eso nadie lo discute, pero en muchos casos quienes tienen el control protegen a estos delincuentes.

¿Y la Iglesia española los está protegiendo?

Viendo la dinámica, no podemos descartar la posibilidad de que haya sacerdotes españoles fuera de España para tapar su comportamiento o porque la misma institución consideró peligrosos. En el caso de Arregui, es evidente que en España sabían perfectamente a qué se dedicaba. Y es muy probable que lo mandaran por eso a Chile. Uno se entera de un caso y tiende a pensar que debe haber 50 iguales o peores.

¿La gente ha dejado de tenerle miedo a la Iglesia?

Ese es el punto. Hay un doble proceso. La gente le pierde miedo a la capacidad que puede tener la Iglesia de castigarlos pero, además, la gente comienza a hablar con la verdad. Si fue abusada, fue abusada y no es culpa del abusado, sino del abusador.

¿La política está supeditada a la religión?

Daría la vuelta a la pregunta. Las autoridades religiosas participan activamente en política. El cardenal, los obispos de cualquier país, también en España, negocian con los políticos cuotas de poder. ¿Qué hace la Iglesia ante la crisis que está viviendo y que niega por cierto? Se refugia en un tipo de trabajo pastoral con las clases altas.

 

Publico.es
26 de abril de 2010

EL PRÓXIMO PAPA

http://www.larepublica.pe/observador/21/04/2010/el-proximo-papa

 

Mié, 21/04/2010 - 00:19

 

Mirko Lauer


Después de las críticas han empezado los juicios, y ahora comienzan los pedidos de renuncia a Benedicto XVI por encubrimiento de sacerdotes pedófilos varios. En medio de eso algunos juegan con la posibilidad de que la actitud pro perversión con su toma de partido militante por la extrema derecha eclesiástica tenga todo que ver con el asunto.

 

En un primer momento el Papa calculó mal lo que se venía, y optó por satanizar a sus críticos. En pocas semanas se ha visto obligado a retroceder: pide juicios penales a los acusados, presenta disculpas a las familias de las víctimas, declara a la iglesia que le fue encomendada “herida y pecadora”. Todavía nada sobre su propia responsabilidad.

 

La herida a la que se alude el Papa es real, pues toca una de las actividades claves de una iglesia: educar a los niños y los jóvenes. La ruptura a escala planetaria de esta confianza es el tipo de fenómenos que va a producir cambios en la feligresía, algo para lo cual no parece haber realmente remedio a corto plazo.

 

La imagen papal ya venía desdorada por una serie de actos y comentarios polémicos, por decirlo de alguna manera: el indulto a un obispo británico negador del Holocausto, la mención del Islam como una religión asociada a la violencia, desaconsejar el uso del condón en un África devastada por el SIDA. Son los casos más sonados, no los únicos.

 

Sobre la renuncia papal misma, las apuestas en el hemisferio norte han pasado de 12 contra una posibilidad de que ella se produzca, a tres contra una. Un contraargumento es que si bien la renuncia está contemplada en el derecho canónico, la última fue en 1415. No hay, pues, una vocación de renuncia en ese gremio.

 

Un argumento importante en el tema es que el Vaticano considera que las críticas sobre la pedofilia y su encubrimiento son en realidad ataques que vienen de fuera. Se alude en parte a católicos que no son sacerdotes, pero de paso también a sectores de la propia iglesia que no comparten las posiciones de Benedicto XVI y sus protegidos.

 

Cabe esperar una larga temporada de denuncias por actos de pedofilia sacerdotal, pasada o en tiempo real, cada una de las cuales afectará en cierto modo la imagen del Papa, y reabrirá la discusión sobre por qué se ha producido y tolerado esta situación en primer lugar. La herida va a permanecer abierta un buen tiempo.

 

Las movidas que viene haciendo Benedicto XVI dan la impresión de ser demasiado poco demasiado tarde. Con cada día que pasa el tema de la responsabilidad del Vaticano se extiende más allá de este caso específico, hacia la crítica de toda la visión social de estos últimos dos papados. La atención ha empezado a trasladarse hacia el próximo Papa.

 

EL PAPA DEBE RENUNCIAR

13 razones por las cuales el Papa debe renunciar

 


Enviado por: Ismael Valladolid Torre

Vie, 16 de Abr, 2010 3:06 pm

1) No es posible eludir el tema de la resnsabilidad individual del Papa, más allá de su responsabilidad institucional. La primera historia, como ha argumentado Christopher Hitchens en “The Great Catholic Cover-Up”, es fácil de contar y nadie la ha negado. En 1979, un joven alemán de 11 años fue llevado al las montañas por un sacerdote. Se le adminstró alcohol y se abusó sexualmente de él. Posteriormente el párroco fue transferido por el entonces arzobispo Ratzinger de Essen a Munich para ser sometido a “terapia”, pero poco después se le permitió regresar al trabajo pastoral, desde donde continuó abusando niños.

2) Dado el estilo de administración de Ratzinger y su tendencia a involucrarse minuciosamente en las decisiones de sus subalternos, no es creíble pensar que desconociera el paradero y las actividades del pastor abusador. Los documentos del episodio llegaron hasta el escritorio del Arzobispo, quien en el mejor de los casos fue negligente y en el peor de ellos, permitió la perpetuación del abuso sexual.

3) Este caso es tan sólo un ejemplo del patrón de encubrimiento a nivel global en el que el Papa participó; un patrón ampliamente conocido y padecido por los padres de niños violados en Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Australia y Alemania, entre los casos documentados. Desde que Ratzinger asumió la dirección de la “Congregación Para la Doctrina de la Fe”, fue responsable de un proceso de obstrucción de justicia a nivel global. Para Ratzinger, el verdadero crímen nunca ha sido la violación o el abuso sexual de menores, sino la posibilidad de que esos eventos fueran reportados a las autoridades civiles. Según el Arzobispo, las acusaciones sólo podían ser atendidas dentro de la jurisdicción exclusiva de la Iglesia. Quien violara la secrecía exigida corría el riesgo de ser excomulgado.

4) Como señala Hitchens, no satisfecho con encubrir actividades criminales por parte de sacerdotes pederastas, Ratzinger elaboró su propio estatuto de prescripción del delito, para limitar el número de años, como si fuera posible hacerlo con respecto a un pecado.

5) El caso de Marcial Maciel es especialmente escandaloso, ya que ex
miembros prominentes de los Legionarios de Cristo fueron deliberadamente ignorados por Ratzinger a lo largo de los 90s.
La posición de Ratzinger siempre fue de protección a Maciel – siguiendo los pasos de Juan Pablo II -- incluso cuando se le pidió que pasara sus últimos años en retiro y no bajo investigación seguida de sanción como debió haber ocurrido.

6) Al caso de Maciel se añaden las recientes revelaciones sobre el
padre Lawrence Murphy, quien abusó de 200 niños sordos en Wisconsin, hechos de los cuales fue informado Ratzinger en su momento. Los abogados estadounidenses que están demandando a la Iglesia han hecho públicos documentos demostrando que en un inicio, oficiales del Vaticano propusieron un juicio canónigo secreto, pero lo suspendieron después de que el sacerdote apeló directamente al cardenal Ratzinger y obtuvo su clemencia. El padre murió sin haber sido sancionado.

7) Bajo su tutela, la añeja estructura burocrática del Vaticano simplemente no ha encontrado la manera adecuada de procesar y lidiar con la avalancha de denuncias de abuso sexual. En 2001, como Cardenal, Ratzinger tomó control del tema, sin embargo creó una pequeña oficina de 10 personas que ha revisado tan sólo 3 mil casos en 10 años.

8) El Vaticano no ha logrado adaptar su comportamiento insular ante las exigencias de una cultura global crecientemente democrática y exigente. Basta con recordar la torpe reacción de la jerararquía en sus discursos en las últimas semanas, equiparando la crítica a la Iglesia con el anti-semitismo. O escuchar a jerarcas eclesiásticos que se han referido a la ola de escándalo mundial como “chismes baratos”.
O leer que en ciertos círculos católicos se habla de la existencia un “lobby judío” empeñado en desacreditar al Papa. Tiene razón Leon Wieseltier, editor de The New Republic cuando reclama airadamente al Vaticano con la pregunta: “¿Por qué querría la Iglesia Católica defenderse aludiendo a otras enormidades (como el anti-semitismo) en las que estuvo implicada? Y además los judíos padecieron mucho más que las críticas de la prensa”.

9) Resulta sorprendente que hasta la fecha el Papa no haya encarado la crisis de manera frontal, personal y humana, atendiendo de mejor manera a las víctimas. Eso en si revela una falla en su liderazgo como figura política, religiosa y espiritual. Hace falta más que pedir una disculpa de manera genérica. Se ha vuelto imprescindible investigar, sancionar y reparar el daño. La resistencia del Papa a hacerlo pone en tela de juicio el papel que debería desempeñar como Sumo Pontífice. Sus instintos conservadores y la insistencia en la lealtad institucional, la obediencia y la autoridad absoluta del clero le han servido mal a los católicos de todas las latitudes.

10) Las fallas del liderazgo papal se vuelven más obvias en la medida que el escándalo crece en lugar de disminuir. Cuando la Iglesia Católica en Alemania inauguró recientemente una línea telefónica dedicada a las denuncias de abuso sexual por parte de sacerdotes, hubo más de 4,000 llamadas el primer día.

11) No hay otras manera de decirlo: ha quedado expuesto, después de años, un periodo negro en el que la jerarquía de la Iglesia Católica respondió ante el abuso sexual sistemático con silencio, complicidad, evasión y negligencia criminal. El Papa carga con una gran dosis de responsabilidad que no puede ser ignorada o negada. A pesar de que ahora el Vaticano comienza a salir de su mentalidad “bunker” y a promover acciones más vigorosas ante la realidad de la pederastia clerical, la crisis de autoridad está allí.

12) Aunque se han dado pasos hacia la rendición de cuentas por parte de los abusadores, no ha ocurrido lo mismo con obispos que los protegieron durante tanto tiempo. El Papa no ha limpiado su propia casa de manera suficiente, ni ha demostrado el remordimiento necesario como para despejar la nube que cuelga sobre su liderazgo papal. En su carta abierta a pueblo irlandés, el Papa no pidió ni especificó acciones disciplinarias contra miembros de la Iglesia que participaron en el encubrimiento de abusos epidémicos.

13) Finalmente, como pregunta Maureen Dowd, católica y columnista de The New York Times: “Cómo mantener la fe cuando nuestros líderes no se la merecen?”

Visto en [1]La mujer de púrpura.

1. http://bit.ly/dyEmQt

Un saludo, Ismael

Ismael Valladolid Torres http://www.facebook.com/ivalladt
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