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El Absurdo de ser Católico

“El Vaticano siempre ha sido una empresa de negocios, lo de la religión es secundario”

La Santa Sede siempre ha escondido su dinero, ya que en primer lugar es una organización que se centra en los negocios,y no en la religión.Esta es la opinión, expresada por el periodista e investigador Daniel Estulin, en referencia al revelador artículo del periódico The Guardian.
El diario afirma,que el Vaticano posee, a través de una red de empresas fantasmas,un gran número de inmuebles lujosos, adquiridos gracias al dinero de Benito Mussolini.

El Vaticano construyó un imperio inmobiliario secreto con millones recibidos de Mussolini

La Santa Sede posee varios edificios en el Reino Unido, Francia y Suiza por un valor total de 800 millones de dólares

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/84398-vaticano-construyo-imperio-inmobiliario-secreto-millones-recibidos-mussolini
 
Esto es lo que reveló el diario británico 'The Guardian' tras haber realizado una investigación periodística y haber examinado los archivos del servicio de inteligencia británico.

De acuerdo con el periódico, el Vaticano, a través de una red de empresas fantasmas, posee edificios en Londres como el de la tienda de Bulgari en la calle New Bond o el del banco Capital Altium en la plaza de Saint-James, y otros bienes inmuebles en el Reino Unido, Francia y Suiza, por un valor total de unos 800 millones de dólares.

Este dinero, según 'The Guardian', fue recibido por la Santa Sede en 1929 de Benito Mussolini a cambio del reconocimiento papal del régimen fascista italiano.

El representante oficial del Vaticano en Londres, el arzobispo Antonio Mennini, se negó a comentar la situación.

Texto completo en: 

Los teólogos nazis y el Sodalitium

http://lamula.pe/2012/12/28/los-teologos-nazis/pedrosalinas/

Jesucristo

Tomado del blog Las líneas torcidas, del ex sodálite Martín Scheuch.- 

Jesucristo, del teólogo alemán Karl Adam, publicado originalmente en 1935, fue tal vez el primer libro que leí sobre la persona de Jesús. Fue durante mis primeros años de formación en el Sodalicio de Vida Cristiana. El libro incluía una aproximación al Jesús histórico que resultaba fascinante para nosotros jóvenes, pues presentaba a un Jesús de contextura física vigorosa, siempre sano y desconocedor de la enfermedad en carne propia, ajeno a toda debilidad humana, aseado y ordenado, con el cabello corto en la nuca, amante del trabajo y de las caminatas al aire libre, decidido y de mirada penetrante, intransigente con los seguidores de la ley mosaica, capaz de defender un ideal hasta la muerte, obediente por encima de todo. Esta aproximación se usaba en reuniones de grupo para darnos una imagen palpable y accesible del fundador del cristianismo.

Otro teólogo alemán al que leí mucho durante mi etapa de formación el el Sodalicio de Vida Cristiana fue Michael Schmaus, autor de una voluminosa Teología Dogmática en 8 tomos, que comenzó a publicarse originalmente en 1941 y fue actualizada continuamente en las ediciones de años posteriores. Los sodálitesque estudiamos en la Facultad de Teología Pontifica y Civil de Lima en los años ’80 teníamos la consigna de estudiar las materias de teología dogmática en esa obra, a fin de aprender una teología que estuviera de acuerdo en todo con el Magisterio de la Iglesia, no como aquella que era impartida por algunos profesores de la Facultad, a los cuales se consideraba como inficionados de doctrinas sospechosas e incluso heréticas. Nos veíamos obligados de esta manera a tener estudios paralelos, pues teníamos que aprender lo que nos enseñaban los profesores de la Facultad a fin de aprobar los exámenes, y a la vez teníamos que aprender los contenidos de la obra de Schmaus, a fin de adquirir conceptos teológicos sólidos y probados.

Tanto Michael Schmaus como Karl Adam se nos presentaban como teólogos intachables, de buena doctrina y fidelidad sin fisuras a la Iglesia. Sin embargo, recientemente he llegado a saber a través de un interesante artículo en alemán (Antijudaísmo y antisemitismo en la teología de nuestro siglo: Karl Adam, Michael Schmaus y Anton Stonner, Georg Denzler, 1995) que ambos teólogos tenían algo común en su pasado, una circunstancia sombría que los coloca bajo una nueva luz: ambos apoyaron explícitamente la ideología nazi durante la dictadura hitleriana.

Veamos a cada uno de ellos en detalle.

Michael Schmaus
Michael Schmaus (1897-1993), nacido en Baviera, de quien fuera alumno el futuro Papa Ratzinger en los años de la posguerra, actualizó la dogmática católica recurriendo a un lenguaje accesible y mostrando una orientación marcada hacia las Sagradas Escrituras y los escritos de los Padres de la Iglesia. Su obra principal, Teología Dogmática, fue en su tiempo una obra de gran importancia e influencia, siendo traducida a varios idiomas. Desde 1946 hasta su jubilación en 1965 fue profesor de teología dogmática en Múnich. Fue también perito en el Concilio Vaticano II y contribuyó a la redacción de la Constitución sobre la Iglesia Lumen gentium. El Papa Juan Pablo II le concedió en 1983 el título de Protonotario Apostólico.

En el período de entreguerras a partir de 1933 y durante la Segunda Guerra Mundial, lo encontramos como profesor de teología dogmática en Münster. En ese entonces el teólogo alemán veía en la nación la mas alta revelación de Dios, y en la historia tanto como en la religión, un fenómeno histórico que fructificaba en la idea de la “religión nacional”. No hizo ningún secreto de su simpatía inicial por el Tercer Reich de Adolfo Hitler. En una ponencia de 1933 ante estudiantes, intitulada Encuentros entre cristianismo católico y cosmovisión nacionalsocialista, que tuvo dos ediciones impresas, manifestaba gran respeto por el nuevo movimiento ideológico racial: «El nacionalsocialismo pone en el centro de su cosmovisión la idea de un pueblo surgido a partir de sangre y suelo, destino y misión. El llegar a ser pueblo por parte de los alemanes es la meta esencial del movimiento nacionalsocialista.» Un alemán sería recién «un hombre pleno», opinaba entonces el teólogo, cuando sea «un alemán pleno». Dios le ha confiado a cada pueblo una misión especial, pero al pueblo alemán le ha confiado una de las más grandes tareas: «Para que la historia universal tenga sentido, no debe desarrollarse fuera de la voluntad divina; entonces a la nación alemana se le deberá asignar otro rango que a la república de negros de Liberia.» Asociada a este enunciado estaba la cuestión política de si la Sociedad de Naciones –predecesora de la posterior Organización de las Naciones Unidas– era conforme con la concepción católica. En efecto, en 1935, dos años más tarde, Hitler anunciaba oficialmente que Alemania se retiraba de la Sociedad de Naciones. Schmaus quería que la desigualdad antes señalada no sólo se entendiera colectivamente, sino también individualmente: «Es una doctrina católica explícita, que, no obstante la igualdad esencial del destino humano, no todos los hombres han sido creados para igual bienaventuranza e igual perfección en todos los aspectos, sino que cada uno puede y debe alcanzar la perfección que corresponde a su capacidad intelectiva.» Sobre la base de estas formulaciones podía sustentarse el modelo germánico de hombre como un linaje de carácter extraordinario. Ciertamente, Schmaus creía en la universalidad de la Iglesia, pero no sin un cierto acento antisemita. En la misma ponencia señala lo siguiente: «Hubo una vez un pueblo, que creyó que la Revelación estaba vinculada a su nacionalidad. Tuvo que pagar esa locura con el repudio. Era el pueblo judío.»

Karl Adam
Karl Adam (1876-1968), también bávaro al igual que Schmaus, profesor de teología dogmática en Tubinga, fue uno de los teólogos alemanes más renombrados después de la Primera Guerra Mundial. Su libro La esencia del cristianismo, publicado en 1924 y traducido a diez idiomas idiomas, le hizo conocido más allá de las fronteras de Alemania. Con la llegada de Hitler al poder en 1933, Adam abogó por una síntesis entre catolicismo y nacionalsocialismo, llegando incluso a hacerse miembro del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores o Partido Nazi.

A mediados del año 1933 publicó el artículo Raza alemana y cristianismo católico. En ese escrito ve a Adolfo Hitler como el salvador del «cuerpo racial enfermo, el hombre que permite otra vez ver y amar nuestra unidad sanguínea, nuestra identidad alemana, el homo germanus».

Cegado por la ideología nacionalista pro-germana, el influyente teólogo tuvo posiciones peligrosamente cercanas a la funesta doctrina racial del nacionalsocialismo: «Según las leyes biológicas no puede haber duda de que el judío, en cuanto semita, es incompatible con nuestra raza y siempre lo será. Ninguna mezcla de sangre hará jamás posible que pueda incorporarse a la raza aria.»

De allí infiere Adam la necesidad, «como requerimiento de la autoafirmación alemana, de preservar la pureza y frescura de esta sangre y asegurarla mediante leyes». Hace referencia explícita a la inmigración de judíos desde el

Este y al «espíritu judío específico», que «no sólo se ha introducido cada vez más nuestra economía, sino también en nuestra prensa y literatura, la ciencia y el arte, incluso en toda nuestra vida pública y ha debilitado enormemente nuestra herencia de vínculos nacionales y religiosos».

Como al autor católico le huele que muchos representantes del judaísmo de su tiempo constituyen un peligro religioso y nacional, le parece que «la manera de proceder del gobierno alemán contra la invasión judía, si bien ha sido considerada dura por parte de judíos alemanes patriotas, en sus propósitos fundamentales constituye un acto obligatorio de autoafirmación germana cristiana», más aún, es una exigencia de «nuestro amor propio ordenado, aquel amor propio que en la moral cristiana constituye el requisito natural de nuestro amor al prójimo».

No bastando con esto, el teólogo de Tubinga saca conclusiones concretas, que deben ser tomadas como exigencias. «Una legislación basada en la pureza étnica de sangre» no puede «sin más ser condenada como no cristiana o anticristiana: antes bien, es derecho y tarea del Estado preservar la pureza de sangre de su pueblo mediante las medidas correspondientes, siempre que obviamente sea amenazado por la irrupción desordenada y desmedida de sangre extraña». Por otra parte, añade a modo de restricción que en la ejecución de las disposiciones del Estado no se debía vulnerar la justicia y el amor, y la especificidad judía no debía ser difamada moralmente.

Como se puede constatar, el teólogo alemán no tuvo la intención de marcar distancia con la nueva religión de la sangre y la raza, formulada teóricamente por el ideólogo nazi Alfred Rosenberg en su obra El mito del siglo XX, de 1930. Al contrario, al iniciarse el régimen nazi les ofreció a aquellos católicos que tenían dudas una excusa y justificación para adherirse a una mentalidad racista.

El mito de la sangre y del suelo también es fundamental en la cristología de Adam. En una ponencia en el Katholikentag (Congreso de los Católicos Alemanes) en Stuttgart, el 21 de enero de 1934, el teólogo hizo un intento de interpretar de nuevo la ideología racial en clave cristiana: «¿No se está gestando un hombre nuevo, un pueblo nuevo, cuyo aliento es cálido y ardiente, sus ojos claros y brillantes, su corazón ufano, un hombre, un pueblo que partiendo de la disipación y la dispersión se ha vuelto a encontrar a sí mismo, que retorna a la herencia de la sangre, al suelo patrio y a aquel origen y santuario, del cual ha tomado sus mejores fuerzas, a la fe cristiana?»

En otra ponencia, que tuvo lugar un año más tarde, el 5 de febrero de 1935, en el Bonifatiusverein en Tubinga, y que fuera publicada ese mismo año con el título Jesucristo y el espíritu de nuestro tiempo, si bien Adam acentúa el carácter universal de la Revelación divina, añade lo siguiente: «Desde luego también la peculiaridad sanguínea de un pueblo va a colorear la manera particular en que se acoge y procesa la santa y excelsa Palabra de Dios, y por eso la devoción que se enciende ante la revelación sobrenatural nunca podrá sustraerse a un impacto nacional racial.» Para ello apela a dos principios de la teología escolástica: «la gracia supone la naturaleza» y «la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona».

Ya en su obra Cristo y el espíritu de Occidente, de 1928, aparecían enunciados antisemitas. Para demostrar la importancia de Occidente como «el primer gran campo misionero cristiano», recuerda que el Apóstol Pedro «trasladó su actividad a Roma» y que Pablo «dedicó su vida a eliminar todo lo judío de la esencia del cristianismo». Este concepto se expresa también en la cristología de Adam: «Se debe quizás con cierta precaución arriesgar la siguiente frase: así como el Jesús histórico asumió la figura de un descendiente de David, de un judío, así la figura del Cristo místico es occidental.»

Después de enero de 1943, cuando en la Conferencia de Wannsee los líderes nazis tomaron la decisión criminal de poner una “solución final” a la cuestión judía, Karl Adam, en su artículo Jesús, el Cristo, y nosotros, los alemanes maltrata el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, para sostener que Jesucristo no era un descendiente de judíos, ya que «su madre no tuvo ninguna relación física ni moral con aquellas feas predisposiciones y fuerzas que condenamos en los judíos de sangre pura. Por milagro de la gracia, ella está más allá de estos factores hereditarios judíos, es una figura sobrejudía.»

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Karl Adam pudo seguir enseñando teología en Tubinga y se jubiló en 1949.

Rudolf Graber
Durante una lección académica en calidad de invitado en Tubinga, el entonces obispo de Ratisbona, Rudolf Graber (1903-1992), calificó a Karl Adam de «precursor del Concilio Vaticano II y de su teología». Lo curioso es que el pasado de Graber tampoco fue muy limpio que digamos. En junio de 1933, durante un discurso público, había designado a Adolfo Hitler como «salvador, padre y redentor terreno». En este discurso, intitulado La misión alemana:

Sobre el concepto e historia del Sacro Imperio, también se encuentran alusiones antisemitas y raciales, explicando la «lucha contra el judaísmo» como «una animadversión instintiva de todo el pueblo alemán» y rematando con la consabida frase retórica: «¿Por qué el pueblo repudiado debe dominar el mundo y no el pueblo del medio?» Graber designaba al «Tercer Reich como la salvación de Occidente del caos del bolchevismo, la barbarie asiática».

Si bien Graber, desde su puesto de director de la organización católica juvenil Bund Neudeutschland elaboró y difundió una especie de “teología del Reich”, en la que se fusionaba antijudaísmo con ideología racial antisemita, una vez terminada la guerra negó que hubiera apoyado al régimen nazi, y desde 1946 hasta su nombramiento como obispo de Ratisbona en 1962 ejerció de profesor de teología fundamental, historia de la Iglesia, ascética y mística en Eichstätt (Baviera). De 1957 a 1962 fue también secretario de la revista “El Mensajero de Fátima”.

No me consta que en el Sodalicio se haya sabido de las afinidades nazis de los teólogos Adam y Schmaus. Bajo esta luz, uno se pregunta si la descripción de la figura de Jesús que aparece en el Jesucristo de Adam se basa única y efectivamente en los datos bíblicos, como pretende el teólogo alemán, o si no hay una cierta influencia del modelo de hombre presente en la ideología nazi y que se buscaba construir a través de la formación física, militar e ideológica en los campamentos de la Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas).

O si la teoría de la predestinación de Michael Schmaus, que plantea que unos son creados y elegidos para gozar de una mayor bienaventuranza y felicidad que otros, no responde más bien a una aproximación elitista a la vida, que encontró expresión en el concepto de raza elegida del nazismo, y que, finalizada la guerra y vencida la dictadura hitleriana, queda sólo como elitismo sin más, justificado teológicamente, donde unos, en razón de un misterioso designio de la voluntad divina, están llamados a una misión que los coloca por encima del común de los mortales y les garantiza un puesto privilegiado en el Reino de los cielos.

Ambos teólogos no pronunciaron nunca un mea culpa por haber apoyado el nazismo ni hicieron cuentas con su pasado. Simplemente cubrieron con un manto de silencio ese lapso de su vida, como si nada hubiera pasado, y continuaron con su carrera teológica en circunstancias distintas. 

Curiosamente, en eso se parecen al Sodalicio de Vida Cristiana, cuyo proclamado fundador Luis Fernando Figari tuvo un pasado marcado por la influencia de doctrinas afines al fascismo, legado ideológico que también configuró la institución en sus inicios –sin contar con que también puede tener proyecciones en el presente–, y todo ha sido cubierto adrede con una pátina de olvido y silencio, intentando sepultar las huellas del pasado y desprestigiando a aquellos que se atreven a sacar los cadáveres a la luz. 

Uno termina preguntándose si hubo transparencia en el procedimiento que culminó con la obtención de la aprobación pontificia en 1997 y contaron todo lo que tenían que contar, toda su historia con sus páginas incómodas inclusive, o si presentaron el cuento de hadas que han ido elaborando a lo largo del tiempo, donde la historia es reescrita e interpretada de acuerdo a la conciencia actual que de sí mismo tiene el Sodalicio, y donde todo aquello que no corresponda a ese ideal es eliminado de la memoria, como si nunca hubiera existido.

Rupert Mayer
Afortunadamente, la memoria existe. En el año 2011 la ciudad de Tubinga decidió cambiar el nombre de la calle Karl Adam, que llevaba este nombre desde 1966, por el de Johannes Reuchlin. El año anterior, 2010, el obispado de Rottemburgo-Stuttgart había cambiado el nombre de la casa Karl Adam, una residencia de estudiantes en Stuttgart, por el de casa Rupert Mayer.

Nacido en Stuttgart en 1876, fue un jesuita que formó parte de la resistencia católica durante la dictadura hitleriana y que, debido a sus prédicas criticando los peligros del nazismo, terminó preso en varias ocasiones e incluso pasó un tiempo en un campo de concentración, muriendo en 1945 de un ataque de apoplejía y con la salud quebrantada.

Que además tuvo una preocupación por gente de todas las clases sociales, fue llamado en vida el “Apóstol de Múnich” y en 1987 fue declarado beato por la Iglesia. Y que nunca apoyó ideologías totalitarias ni se sometió complacientemente a regímenes dictatoriales y, por lo tanto, nunca tuvo un pasado vergonzoso que ocultar de miradas ajenas.

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El artículo original en alemán de Georg Denzler ANTIJUDAISMUS UND ANTISEMITISMUS IN DER THEOLOGIE UNSERES JAHRHUNDERTS: Karl Adam, Michael Schmaus und Anton Stonner puede leerse aquí:

http://facta.junis.ni.ac.rs/lap/lap97/lap97-02.pdf

Dejad que los niños vengan a mí… (Mateo 19:13)

Luis Casado – 07/12/2012

 

 ¿En qué lugar del mundo la Iglesia no se ha visto envuelta en escándalos de pedofilia?

Buena pregunta, y sería muy difícil entregar una respuesta. De la cabeza a los pies, o si prefieres desde el Vaticano a la última parroquia de África,desde el simple diácono, pasando por el presbítero, el obispo, el arzobispo, el primado, el patriarca, el cardenal y hasta el Papa, todos aquellos que “desempeñan la función de gobernar en la fe y guiar en las cuestiones morales y de vida cristiana a los católicos” tienen una hachita que afilar, dicho sea sin juego de palabras.

 

 Recientemente, después de la Iglesia católica de Irlanda, la de los Estados Unidos y la de Gran Bretaña (para no hablar de Francia, Bélgica, Alemania yotros sitios), la de Canadá descubre que 600 niños -hoy día adultos- fueron abusados sexualmente por “consagrados ministros” del clero entre 1940 y 1982.

 

 Sus agresores le agregaron la sordidez a la infamia porque se trataba de niños discapacitados, sordo-mudos de entre 8 y 17 años, confiados a la congregación de los Clercs de Saint-Viateur (Congregatio Clericorum Parochialium seu Catechistarum San Viatoris). Los niños fueron golpeados y violados por 28 curas y seis empleados laicos. Lo ocurrido es tan odioso que no puedo sino repetirlo para que entre bien en la conciencia de quienes lean estas líneas: Los niños fueron golpeados y violados por 28 curas y seis empleados laicos.

 

 Algunos de estos “depredadores” como les llaman sus víctimas, aún ejercen su sagrado ministerio y no es de extrañar visto que la Iglesia suele protegerles, ocultar sus desmanes, y muchas veces asegurarles una completa impunidad.

 

 En el sitio web de esta comunidad religiosa no se encuentra una palabra de remordimiento. Sólo una llorosa carta a los “hermanos y hermanas” en la que se lee: “Quieren que el público sepa nuestras faltas y nos pierda el respeto, nos ponen en la portada de los diarios…” “¡Ah, cómo son duros estos tiempos! ¿Dónde está el tiempo en que éramos honrados y respetados, escuchados y apoyados? ¿Qué podemos hacer en este mundo sin piedad?”

 

 Y yo que sé… denunciar el matrimonio gay, por ejemplo… para seguir dando ejemplos de moralidad…

La hipocresía y el cinismo forman parte de una cultura centenaria en la Iglesia. El ocultamiento, el secreto y la opacidad en la Iglesia no son sólo cosas de la literatura de tipo “El Código Da Vinci”.

Por eso me pareció extraña la premura y la “transparencia” con la que la Iglesia chilena trató el caso del ex vicario de la Solidaridad Cristián Precht.

Hubo quién sugirió una suerte de venganza tardía contra un enemigo jurado de los crímenes de la dictadura, pero servidor no es muy amigo de la “tesis del complot”, tesis que sirve para un barrido y para un fregado. Sin embargo no dejan de sorprender las declaraciones públicas de los voceros de la Iglesia.

El Obispo auxiliar de Santiago, Monseñor Cristián Contreras, anunció que Cristián Precht no podrá ejercer públicamente su ministerio por un plazo de cinco años, por el delito de abuso sexual de menores y de adultos por expresa petición del Vaticano.

Pero llama la atención que la Iglesia se oponga a darle a conocer al inculpado las identidades de los denunciantes, o sea de sus presuntas víctimas. Si es culpable, ¡Cristián Precht debe saber quienes son! Se le acusa de un delito (que por lo demás debiese ir a la justicia ordinaria), ocultando los nombres de las víctimas. ¿Cómo defenderse en esas condiciones?

Las peores dictaduras usaron y abusaron de ese tipo de procedimiento: testigos encapuchados, ocultos, sin identidad, constituyen una herramienta de lujo para enviar a prisión, o al cadalso, a cualquiera.

Sancta Virgo virginum, Ora Pro Nobis.

EL FASCISTA CIPRIANI

Viernes, 23 de Septiembre de 2011 08:53

por César Hildebrandt

El Cardenal Cipriani debe odiar a la Iglesia Católica. Podría ser hasta un infiltrado en sus filas, un demonio con alas de papier mâché, un íncubo luterano decidido a desprestigiar a Roma. ¿O es que es impresentable sólo porque le da la gana y sin propósitos ulteriores?

Cuando los inocentes eran sospechosos y los sospechosos eran terroristas y los terroristas eran desaparecidos, Cipriani apoyó firmemente, en Ayacucho, los desmanes militares que casi nos cuestan perder la guerra con el maoismo homicida de Sendero. Jamás defendió a las víctimas del fascismo Fujimorista. Al contrario, alguna vez sostuvo que la Coordinadora Nacional de derechos humanos, una entidad que exponía el pellejo en defensa de los inocentes victimados por la barbarie de ambos lados, era “una cojudez”.

Porque Cipriani no sólo es fascista de convicción y franquista melancólico sino que también es procaz. Alguna vez lo grabaron dando una charla en la Escuela Militar de Chorrillos y este columnista tuvo el privilegio de propalar parte de esas imágenes en un programa de TV. Allí, con el lenguaje de un asaltante de caminos y el alma de un abusador de mujeres, habló “a lo macho”. Allí virtió parte de su alma y lo que virtió no le hizo ningún bien a la institución que desde hace dos mil años pretende decirnos que sus pastores son gente mejor que los mortales comunes y corrientes.

Cipriani no sólo no es mejor que cualquiera. Cipriani es peor que cualquier laico con pocos valores. Porque el laico más imperfecto que uno pueda imaginar no se disfraza de jerarca romano ni pretende señalarnos el camino que conduce al cielo. Cipriani es fascista probado, es ordinario como un suboficial encervezado, es teatrero como cuando simuló llorar después de lo de la embajada del Japón y es odioso por donde se le mire y desde donde se le oiga porque su único interés es el de contribuir al inmovilismo. Es un discurso de la Confiep con un amén al final... Es el hombre que el mártir Oscar Arnulfo Romero, obispo salvadoreño asesinado por la derecha en plena misa, no habría siquiera saludado.

Cipriani fue nombrado cardenal por un Papa que coordinaba con la CIA, que recibía en secreto al enviado de Reagan para ver qué se hacía en Varsovia y que combinaba sin remordimientos la misión pastoral y su labor de destruir todo lo de progresista y moderno que en la Iglesia Católica se había levantado desde el Concilio Vaticano II.

Paulo VI fue el iluminado que quiso emparentar, por segunda vez, la Iglesia Católica con los intereses de los que más sufren. Porque Paulo VI entendió que el sufrimiento social es evitable y que es el orden mundial, podrido desde la raíz, el que lo convierte en endémico. Paulo VI quería regresar a los orígenes de una Iglesia que, antes de ser Roma, fue fe y pobreza, ejemplo y humildad. Estuvo a punto de lograrlo hasta que llegaron las hordas de la restauración con el Opus Dei a la cabeza y los sodálites en la infantería. Esas hordas han restablecido el orden que terminará matando a la iglesia de Roma. El orden del Sacro Imperio. El orden inamovible de los ricos que mandan y los pobres que deben esperar vivir mejor en el cielo. “Allí tomaréis sopa, hermanos míos”, decía Neruda. Y de esas hordas pasatistas y de ese orden que olvidó a San Francisco y recuperó el sentido del imperio nació la espantosa nominación del Cardenal Cipriani, siniestra expresión del Opus Dei y consejero espiritual de Fujimori.

Y ayer este señor, que quiere pasar por comentarista desinteresado, ha dicho que el Museo de la memoria no debe levantarse porque “no contribuye a la reconciliación del país”. Bueno, el Museo de la Inquisición, donde Cipriani debería figurar en cera y con el disfraz de prelado que tanto le gusta, tampoco es que fomente la reconciliación entre la Iglesia y sus víctimas. Y, sin embargo, el Museo de la Inquisición existe porque resume un capítulo de la historia.

Aparte de adular a Alan García y de censurar a quienes enfrentan las provocaciones de Chile -recordándonos la peor diplomacia de Roma frente a los poderes fácticos-, Cipriani se ha permitido decirle a los propulsores del Museo de la memoria -es decir, al gobierno alemán de la conservadora Ángela Merkel- que “no se debe permitir injerencias extranjeras”. ¡Y lo dice este funcionario de una Iglesia con sede en Roma, con casa matriz en el Estado del Vaticano y con nuncios embajadores acogidos al estatuto de la extraterritorialidad!

Es hora de decirle a Cipriani cuán inaceptable resulta como personaje espiritual. Es hora de recordarle que si la Iglesia Católica sufre de anemia sacerdotal y crisis de feligresía es por gente como él. Es hora de decirle, en suma, que la maldición de los hipócritas es que no pueden ocultar su hipocresía.

Ya he dicho que me duele ser agnóstico. Pero cuando escucho a Cipriani decir cosas como la de ayer me reafirmo en mi catedral de dudas. Bueno, dudas relativas. No tengo la menor duda, por ejemplo, de que Cipriani no representa a Dios -como quiera que se pueda entender esta definición-.

Hildebrandt en sus 13

POR SUS ACTOS LOS CONOCEREIS

La naturaleza de la organización
Eduardo Dargent

 

 
En Febrero de este año Diario16 reveló que el Sodalitium interrumpió el proceso de canonización de German Doig, mano derecha de su fundador Luis Fernando Figari, por “gravísimas acusaciones” en su contra. El grupo confirmó en un escueto comunicado que Doig habría tenido relaciones sexuales con tres jóvenes bajo su dirección espiritual. En ese momento señalé que “sería injusto con la mayoría de sodálites utilizar el escándalo para hacer generalizaciones sobre abusos sexuales en la organización. Pero sí creo que es necesario ir más allá del escándalo y discutir de qué manera la naturaleza de la organización pudo contribuir a que Doig cometiera sus actos impunemente”.

 

Los sodálites optaron, sin embargo, por no tomar ningún tipo de autocrítica de cara a la sociedad. Se trató a German Doig como una oveja descarriada, se mantuvo a Figari fuera de los reflectores, y no se habló más del asunto.

 

El lunes (22.8.11) Diario 16 presentó información sobre un supuesto proceso iniciado contra Figari por similares abusos contra un adolescente. La víctima, hoy adulto, habría llevado el caso ante las autoridades eclesiásticas. El Sodalitium ha respondido cerrando filas: consultado al respecto, Figari lo ha negado todo, por lo que evalúan iniciar acciones legales contra el diario.

 

Sin duda los sodálites están en su derecho de rechazar con firmeza la denuncia. Pero creo que deberían ser más prudentes y reflexionar sobre el costo de una estrategia confrontacional mirando otros casos similares.

 

Los recientes escándalos sexuales que ha sufrido la Iglesia Católica muestran un patrón recurrente: denuncia, negación indignada, nuevas denuncias cargadas de detalles y, finalmente, reconocimiento. El resultado: un enorme desprestigio.
 
Hoy, el grupo deja muchas dudas. Las preguntas que abrió el tema Doig siguen vigentes. Si era la mano derecha de Figari, ¿podía el líder desconocer lo que ocurría? ¿Los otros líderes tampoco sabían nada? ¿No hay acaso otros eventos que se debieron investigar más a fondo? La nueva denuncia fortalece estas dudas.

 

Entonces, una forma diferente de enfrentar el tema sería invitar públicamente a quienes tengan algo que decir para que lo hagan. Si no existen víctimas, pues todo bien, y queda demostrado que Doig actuó solo. Pero si  hay más casos, una acción preventiva permitiría salvar en algo su legitimidad. Porque si optan por la confrontación y el silencio, y luego se descubren más casos, quedará la idea de que todos, sin distinción, fueron cómplices de encubrir hechos aberrantes. Que toda la obra de la organización se construyó sobre una mentira. Nunca más preciso: por sus actos los conoceréis.

 

LA JAURÍA SODALITÉ

Los chuchos de Figari

Autor: Pedro Salinas
 
http://peru21.pe/impresa/noticia/chuchos-figari/2011-01-02/293604
 

Chilla histérica. Clamores exaltados. Griterío a coro. Y una avalancha de insultos. Más o menos así fue el saldo de la columnita que estampé aquí, la semana pasada, en esta misma página, y que estuvo dedicada a mi antiguo padawan de modales mussolinianos y garganta atiplada, Luis Fernando Figari, en la que recordaba sus querencias fascistas y, de paso, celebraba su renuncia como superior general del Sodalitium. O, si prefieren, Sodalicio.

“Cobarde”. “Malo”. “Bilioso”. “Cállate”. “Felón”. “Diabólico”. “Traidor”. Y, para no hacerla larga, me dijeron hasta “sarmentador”, que, según la que me clavó el epíteto, es algo así como “torturador de cristianos”. Y otro, llamado Alberto Plenge, con tono melodramático y descorazonador, en plan Verónica Castro, me recriminaba: “Qué patético espectáculo has dado (…) has quedado como un desleal”. Pues eso.

Y, bueno. Qué quieren que les diga. El estilo punitivo, intolerante, y de vituperio, me hizo evocar mi última conversación con el propio Luis Fernando, cuando decidí abandonar su tribu. “Estás traicionando al Plan de Dios. Y a tus hermanos sodálites. Te vas a condenar en la hoguera eterna. Y escúchame bien: hagas lo que hagas, serás infeliz. No esperes mi bendición”. En realidad, lo de “conversación” fue un exceso de mi parte, porque, vamos, fue un monólogo de cuarenta y pico minutos, que no soportaba interrupciones y que versó sobre esa única idea. Que yo no tenía libre albedrío y mi única opción en la vida era la de ser sodálite. Y así.

Y en contra de lo que puedan pensar los cibernéticos jinetes del Apocalipsis y sus lenguas escamadas (quienes, qué curioso, tenían la peculiaridad de desmarcarse de todo vínculo con el Sodalicio antes de lanzar la piedra), la de largarme de ahí, despercudirme de su estrambótico pensamiento-guía y de sus adefesieros cultos a la personalidad de Figari, ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. De modo que van a permitirme que, aunque adhiero a lo escrito por Voltaire (“no estoy de acuerdo con lo que dices, pero lucharé hasta la muerte para que nadie te impida decirlo”), les sugiero a los chuchos figaristas, y a todos los ladradores que vinculan el Credo al fanatismo cerril, que, en lo posible, acompañen sus adjetivos de alguna suerte de refutación. De una siquiera. Dicho de otro modo: esfuércense por pensar un poquito. Un poquito nomás. Porque denostar es fácil, tanto como aferrarse a un dogma. Así descubrirán que cuestionar las cosas, que preguntarse “¿por qué?”, libera de supersticiones y de aquellas verdades de a puño que son impuestas por gurús mofletudos, que se esconden detrás de barbas proféticas, y no practican lo que predican.

De lo contrario, voy a colegir como Hernán –uno de los pocos lectores que intentó echar agua en la pira inquisitorial– que, es “una pena que gente joven ya tenga respondidas todas las preguntas de la vida, sin haberla vivido, sin haber dudado. Creen ser bendecidos, pero son desafortunados zombis que saben mucha doctrina y poco de Cristo”.

Encima, les cuento, algunos han amenazado con no leerme nunca más, “porque contra la religión no se escribe”. Pues, la verdad, si me preguntan, a mí tampoco me interesa ese tipo de lectores, digo.

Es cierto que, en otra época, por menos me habrían incinerado los del Santo Oficio y los monjes dominicos de Torquemada, conocidos también como “los perros de dios”. Como, de hecho, al pobre Goya le hicieron sudar frío por dibujar una calata. Pero las fogatas inquisidoras, mis queridos demonizadores, ya se apagaron, y toda su parafernalia de sambenitos y sombreros cónicos y cruces verdes ya no se usan ni en las fiestas de Halloween.

Aclarado el tema, déjenme decirles que no tengo nada en contra de aquellos que precisan creer, o fingir que creen, que por ahí no iba el comentario del domingo pasado. Faltaría más. Y a ver si no confundimos las cosas. Apenas era una manera de decir que, si alguna vez, en tiempos pretéritos, hace ya muchos años, yo fui un intransigente facho empaquetado, de esos con indigencia intelectual, como tonto de campanario, fue, simplemente, porque tuve un maestro ejemplar. Nada más. Ni nada menos. Feliz 2011.

PREMIO NOBEL DE LA PAZ 2011 PARA UN CURA PEDERASTA

29 diciembre 2010 por Isabel Castejón

http://blefarostato.wordpress.com/2010/12/29/premio-nobel-de-la-paz-2011-para-un-cura-pederasta/

El candidato al premio Nobel de la Paz 2011 ha hablado sobre los abusos sexuales que cometió. ¿Qué otras sorpresas nos deparará la iglesia para el 2011? El sacerdote católico y sociólogo marxista belga François Houtart, uno de las figuras claves del movimiento “altermundista”, ha confesado hoy haber abusado de un menor hace cuarenta años y ha pedido que se suspenda la campaña en favor de su candidatura al premio Nobel de la Paz 2011. El tema es si este hijo de puta lo ha hecho más veces y si hubiera pedido parar el proceso si no se hubiera recibido una denuncia. MENUDO SUBNORMAL. 
      
 Houtart, de 85 años, ha reconocido los hechos en las páginas del diario “Le Soir” después de una denuncia anónima ante la comisión que estudia los casos de pederastia en la Iglesia Católica belga.   Pero, insisto, si no se hubiera presentado la denuncia habría pedido la paralización del proceso. Cuántas veces habrá abusado de otros niños. CUANTA MIERDA. 
      
 En ella, sin dar nombres, se señalaba a un sacerdote de la región de Lieja que en los años 70 habría abusado de un niño en dos ocasiones.
      
Según “Le Soir”, el denunciante es un primo de Houtart y la víctima su hermano, otro primo del religioso que entonces tenía 8 años de edad.
      
En declaraciones al periódico, Houtart ha admitido haber “tocado las partes íntimas” del menor en dos ocasiones, algo que ha calificado como “irreflexivo e irresponsable”.
      
 Según ha asegurado, entonces propuso a los padres de la víctima renunciar al sacerdocio y asumir las consecuencias de sus actos, pero ellos le pidieron que consultase a un profesor del seminario de Lieja que le habría aconsejado que continuase en la Iglesia y se centrase en sus estudios de sociología de las religiones.
      
 Houtart ha explicado además que ha pedido que se detenga la campaña que trata de promover su candidatura al Nobel y que ha dimitido de su puesto en la ONG “Centro Tricontinental”, de la que fue fundador.
      
Conocido en algunos círculos como el “papa del altermundismo”, Houtart fue profesor de sociología en la Universidad Católica de Lovaina la Nueva entre 1958 y 1990 y uno de los impulsores del Foro Social Mundial de Porto Alegre.    

(Entrada realizada con un teletipo de la agencia EFE de las 9.20 horas de hoy)

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Sacerdote ,ex candidato a Premio Nobel de la Paz 2011, confesó su acto pederasta

http://www4.elcomercio.com/2010-12-29/Noticias/Mundo/Noticias-Secundarias/cura-rojo-confiesa-abusos.aspx

Bruselas, DPA
Revelación |  11:56 -  miércoles 29/12/2010 
El sacerdote y ex profesor de sociología François Houtart, de 85 años, conocido en Bélgica como el "cura rojo", por ser promotor de la teología de la liberación,  confesó haber realizado tocamientos íntimos a su primo en dos ocasiones, en declaraciones al diario "Le Soir".

Apodado también como  “el papa de la antiglobalización”, Houtart fue presentado por sus partidarios en octubre pasado como candidato al Premio Nobel de la Paz en 2011, una candidatura que ya ha sido retirada.

Una de sus primas denunció el caso ante una comisión independiente que investiga en Bélgica abusos sexuales de la Iglesia católica, hablando de una violación a su hermano, según el diario.

“A. se introdujo dos veces en la habitación de mi hermano para violarlo ” , explicaba la autora de la denuncia, una prima de François Houtart en cuya casa se había hospedado el cura. El niño tenían entonces 8 años, según ese testimonio.

Contactado desde Ecuador, el cura, que figura en la 12º posición en un sondeo sobre los católicos más influyentes de Bélgica, reconoció en forma parcial los hechos.

"Al atravesar la habitación de uno de los niños de la familia, toqué en efecto sus partes íntimas en dos ocasiones, lo que lo despertó y asustó”, declaró, mientras que su prima habla de “ violación”.

Fue un comportamiento "irresponsable e inconsciente", publica hoy el periódico sus declaraciones.
Ex profesor de la Universidad Católica de Lovaina (UCL) y experto durante el Concilio Vaticano II, François Houtart fue uno de los arquitectos del Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2001.

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miércoles, 29 diciembre 2010

EL SACERDOTE BELGA, FRANÇOIS HOUTART, RECONOCE QUE ES PEDERASTA Y QUE ABUSO SEXUALMENTE DE UN MENOR POR LO QUE PIDE QUE NO SE LE CONSIDERE CANDIDATO AL PREMIO NOBEL DE LA PAZ 2011

El sacerdote católico y sociólogo marxista belga François Houtart, uno de las figuras claves del movimiento 'altermundista', ha confesado este miércoles haber abusado de un menor hace 40 años y ha pedido que se suspenda la campaña en favor de su candidatura al premio Nobel de la Paz 2011.

 

François Houtart


Abusos sexuales a su primo de ocho años. Houtart, de 85 años, ha reconocido los hechos en las páginas del diario 'Le Soir' después de una denuncia anónima ante la comisión que estudia los casos de pederastia en la Iglesia belga. En ella, sin dar nombres, se señalaba a un sacerdote de la región de Lieja que en los años 70 habría abusado de un niño en dos ocasiones. Según 'Le Soir', el denunciante es un primo de Houtart y la víctima su hermano, otro primo del religioso que entonces tenía ocho años de edad.

En declaraciones al periódico, Houtart ha admitido haber "tocado las partes íntimas" del menor en dos ocasiones, algo que ha calificado como "irreflexivo e irresponsable". Según ha asegurado, entonces propuso a los padres de la víctima renunciar al sacerdocio y asumir las consecuencias de sus actos, pero ellos le pidieron que consultase a un profesor del seminario de Lieja que le habría aconsejado que continuase en la Iglesia y se centrase en sus estudios de sociología de las religiones.

Fundador de la Ong “Centro Tricontinental”. Houtart ha explicado además que ha pedido que se detenga la campaña que trata de promover su candidatura al Nobel y que ha dimitido de su puesto en la ONG "Centro Tricontinental", de la que fue fundador. Conocido en algunos círculos como el 'Papa del altermundismo', Houtart fue profesor de sociología en la Universidad Católica de Lovaina la Nueva entre 1958 y 1990 y uno de los impulsores del Foro Social Mundial de Porto Alegre.

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El sacerdote belga candidato al Nobel de la Paz reconoce que abusó de un menor

  • Confiesa que abusó de su primo de 8 años de edad, hace 40 años
  • Houtart pide que se suspenda su campaña de candidatura a los Nobel 2011
 
RTVE.es/ EFE 29.12.2010 - 12:20h

El sacerdote católico y sociólogo marxista belga, François Houtart,  candidato al premio Nobel de la Paz 2011, ha confesado este miércoles haber abusado de un menor, su propio primo, hace cuarenta años.

Houtart, de 85 años, es conocido en algunos círculos como el "papa del altermundismo". Fue profesor de sociología en la Universidad Católica de Lovaina la Nueva entre 1958 y 1990 y uno de los impulsores del Foro Social Mundial de Porto Alegre.

El sacerdote ha reconocido ahora los hechos en las páginas del diario belga francófono "Le Soir" , después de que alguien formulara una denuncia anónima ante la comisión que estudia los casos de pederastia en la Iglesia belga.

En la denuncia, sin dar nombres, se señalaba a un sacerdote de la región de Lieja que en los años 70 habría abusado de un niño en dos ocasiones.

El denunciante sería un familiar de Houtart

Según "Le Soir", el denunciante es un primo de Houtart y la víctima, su hermano, otro primo del religioso, que entonces tenía 8 años de edad. En declaraciones al periódico, Houtart ha admitido haber "tocado las partes íntimas" del menor en dos ocasiones, algo que ha calificado como "irreflexivo e irresponsable".

Houtart asegura en el diario, que en aquella época, propuso a los padres de la víctima renunciar al sacerdocio pero ellos le pidieron que consultase a un profesor del seminario de Lieja. Este  le habría aconsejado que continuase en la Iglesia y se centrase en sus estudios de sociología de las religiones.

El sacerdote ha explicado además que ha pedido que se detenga la campaña que trata de promover su candidatura al Nobel y que ha dimitido de su puesto en la ONG "Centro Tricontinental", de la que fue fundador.

PREGUNTITAS SOBRE DIOS

 

(Atahualpa Yupanqui)

Un día yo pregunté:
¿Abuelo, dónde esta Dios?
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.

Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión.
Y lo enterraron los indios
flauta de caña y tambor.

Al tiempo yo pregunté:
¿Padre, qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.

Mi padre murió en la mina
sin doctor ni protección.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!

Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria y serpientes,
es la vida del leñador.

Y que naide le pregunte
si sabe dénde esta Dios:
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.

Yo canto por los caminos,
y cuando estoy en prisión,
oigo las voces del pueblo
que canta mejor que yo.

Si hay una cosa en la tierra
más importante que Dios
es que naide escupa sangre
pa’ que otro viva mejor.

¿Qué Dios vela por los pobres?
Tal vez sí, y tal vez no.
Lo seguro es que Él almuerza
en la mesa del patrón.

preguntitas-sobre-dios